—Proceda a reconstruir su versión de los hechos —autoriza la juez desde el estrado. Una tipa fea y rechoncha. Amargada; más seria que un modelo en una foto antigua—. ¿Cómo y dónde se encontró usted con la señorita A.S., acusación de este tribunal?
En el aire se nota el vicio y la podredumbre de la farsa que representamos; es tan densa que lo hace irrespirable. Ya me han condenado. Lo sé. Lo veo en sus ojos, es tan obvio que haría gracia de no estar hablando de la pena que quieren imputarme. Me aclaro la garganta y digo lo que el abogado me aconsejó.
—Ella estaba... Estaba simplemente allí. Salió del bar y vino hacia nosotros. Me pidió un mechero y supe que quería que fuese con ella. Alejarnos un poco. Le seguí el rollo, ¿entiende?
—¿Ella le dijo que quería compañía? ¿Le pidió que la siguiese?
—No. Insistía en que no hacía falta y quería devolverme el mechero. Pero por compromiso, ¿sabe? Yo entiendo a las mujeres. Siempre lo dicen porque es lo que les han enseñado que deben decir. Pero en realidad no es verdad. ¡No es verdad!
—¿Qué ocurrió cuando se quedaron solos? ¿Ella le dijo que se fuese?
—En ningún momento dijo que no, ¿vale?… ni que quisiese irse o que yo no le interesara. Le digo la verdad.
—¿En algún momento dijo que sí? ¿Qué estuviese interesada?
—No lo recuerdo.
—¿Aceptó verbalmente de algún modo? ¿Siquiera a que la tocase?
—No lo recuerdo.
—¡Guapo!
Sigo caminando sin hacer caso. “No mires”, me digo, “haz como que no lo has oído”. Y bordeo la valla todo lo rápido que puedo para alcanzar el paso de peatones. El semáforo está rojo y todavía puedo oírles. Estoy asustado.
—¡Si agarrase ese culo, mi polla nunca pasaría frío! —escucho sus voces, desde el andamio, amortiguadas por la lejanía. Se asientan entre mis inseguridades. Me arrebujo aún más dentro de mi abrigo, como si así pudiese desaparecer.
Desearía poder desaparecer.
—Señor Ramírez, hay testigos que declaran haber oído o visto cómo la mujer a la que usted seguía, le pegó una bofetada y le gritó, cito, “vete a la mierda, cerdo”. ¿Es correcto?
—Estaba borracho, ¡era viernes, joder! Igual me puse un poco intensito —sonrío y me encojo de hombros, restándole importancia—, pero tampoco es para tanto. Vamos. Digo yo. No creo que sea un delito. ¡Si ella iba enseñando hasta las bragas!
—Sí. El acoso callejero es un delito. Penado con años en la cápsula de inversión de recuerdos. Lo sabe usted bien, le hemos informado de ello al inicio de este juicio. Y en la citación escrita que recibió en su casa.
—No creo que sea para tanto —repito. Su mirada podría atravesarme.
Me siento en una banqueta. Estoy solo y me pregunto por qué he venido. Veo al fondo de la barra un tío que me mira insistentemente. Me resulta familiar, tal vez le debo dinero.
Decido alejarme de su escrutinio, pero en cuanto me pongo en pie descubro que otro personaje aparece a mi izquierda.
—¿Te invito a algo, monada?
—No, gracias —respondo, de mala gana, mientras intento apartarle de mi camino. Al no conseguirlo cambio de rumbo, solo para chocar contra el primero de los tipos de los que pretendía huir.
—Este lugar da asco. ¿No quieres probar algo más estimulante? —murmura, en mi oído. Se me cae el cubata al suelo.
¡¿Cuándo mierda ha llegado a poner su rostro tan cerca?! Su aliento húmedo apesta a alcohol y el sonido de su voz me ha puesto los pelos de punta.
Conteniendo la respiración, me agacho y escapo a toda prisa, como una culebra, escurriéndome entre los dos frentes que se extendían a mis costados.
Salgo del bar mareado. Me apoyo en la primera pared que encuentro y sólo tras respirar dos veces me doy cuenta de que ni siquiera había empezado mi copa. 10€ a la basura. La impotencia es una mano putrefacta que aprieta mis entrañas. Muy fuerte.
Antes de introducirme en la cápsula deben conectarme al ordenador. Lo hacen con uno de esos aparatos de ventosas que he visto muchas veces en las consultas. Con las pinzas sobre mis muñecas y pegatinas sobre mi pecho. Podría fingir que es un simple electrocardiograma, pero la funcionaria que registra a mi lado todos mis recuerdos me disuade de ello. No lleva una bata blanca.
Me veo a mí mismo en la pantalla. En muchas situaciones comprometidas e incómodas a lo largo de mi vida. Incomodas para otros. Otras.
La funcionaria que ha conectado el aparato sale de la habitación, dejándome retenido en la camilla. Durante todo el tiempo que dura la sincronización de mi vida dentro de una tarjeta de memoria, siento que no puedo respirar. La sucesión de recuerdos que se volverán contra mí para torturarme sin descanso durante los años que dure mi condena, parece no tener fin.
El silencio es absoluto. Alguien me observa desde la esquina. Lo siento. Pero al girar el rostro no veo a nadie. Acelero el paso mientras me meto las manos a los bolsillos. Me estoy volviendo paranoico, me digo, no pasa nada; esta zona es muy tranquila.
Un gato que me sale al paso desde detrás de unos contenedores de basura me hace dar un respingo en medio de la oscuridad nocturna. El animal lanza un chillido como si le atravesasen con un cuchillo candente y salta retorciéndose en esa extraña postura que toman los gatos, como si estuviesen siendo poseídos. O exorcizados. El corazón me late desbocado. Me detengo un segundo para tranquilizarme.
Tú no eres así, me digo, relájate, no pasa nada. No ayuda mucho. No entiendo la razón de este repentino sentimiento de indefensión. Me siento vulnerable. ¿Por qué?
De pronto veo a un hombre doblar la esquina. Me está mirando. Fijamente. Me sale al paso y se abre la gabardina. Va desnudo.
—¡Seguro que quieres un poco! —grazna.
Salgo corriendo en dirección contraria, mientras mi corazón palpita en mi garganta, en una pelea a muerte contra mi estómago. El que gane saldrá primero de mi cuerpo.
Entre la bruma de pánico que me rodea, me da por pensar que el exhibicionista psicópata… tenía mi voz.
¡Hola, Stiby!
ResponderEliminarMe había asustado con lo del TW y con los comentarios de tu pareja, pero la verdad es que me ha gustado mucho. A parte de lo bien escrito que está (eso era esperable jeje), me maravilla la idea de la cápsula de inversión de recuerdos. Sería una maravilla si existiera de verdad.
Bueno, quedo a la espera del segundo relato del mes.
¡Hasta otra!
Jeje, los comentarios eran con respecto a abril 2, este no se lo di a leer. Me alegra que te haya gustado, tenía la idea de dar la vuelta a este objetivo, con dos ideas principales, que el acoso lo sufriese un hombre y que no quedase sin castigo.
EliminarMe alegra que te parezca bien escrito y que te haya gustado. La verdad es que la máquina sería necesaria a veces. Reconozco que ninguna de las escenas de este relato me la he inventado. Las he exagerado un poco para que sean más angustiantes pero, por desgracia, todas son reales.
Lo malo del relato es la parte de la máquina, porque eso no es real, eso es sólo ciencia ficción.
Gracias por leer y comentar!
Hola Stiby!
ResponderEliminarMenos mal que esta vez no me vas a hacerme ir a la cama shokeada como la otra vez XD.
Pues fíjate que estaba leyendo y no entendía muy bien las dos partes diferenciadas hasta que creo que mi cabeza ha hecho click y he notado que el hombre esta sufriendo todas esas escena de acosos porque en realidad son las imágenes que le han cogido de la cabeza en la que el era el acosador y ahora en la maquinan esta haciendo que las sufra en sus carnes. ¿es eso? o me lo he inventado yo también XD.
Si es eso es una muy buena idea ahora quiero ver como relacionas esto con el siguiente...deseando que llegue ya el finde para que lo subas.
Como siempre te digo te lo curras mucho aunque últimamente te veo mucho toque ciencia ficción,que no es que me moleste, pero me gustaría un poco mas de variedad. No te lo tomes a mal.
besis.
¡Hola!
EliminarEste relato es un poco menos “raro” pero creo que también es desagradable en compensación, para dejarte pensando.
Creo que al inicio no se entiende muy bien pero está preparado para que lo vayas entendiendo a medida que avanza o, como muy tarde, al final. Es exactamente lo que dices, han sacado las escenas de su cabeza y le han metido a él en una cápsula a vivir esos recuerdos como si estuviese en el otro lado.
Gracias por alabar la idea, la verdad es que desde que propusimos este objetivo para el Origi Reto tuve claro varias cosas que quería hacer con él, principalmente dos: que el acosado fuese un hombre y que se castigase al acosador duramente. Creo que con la idea de la máquina de recuerdos lo conseguí más o menos.
La relación con el siguiente va a ser muy tonta y algo absurda, pero bueno, es que estos dos relatos los fui pensando sobre la marcha y no tenía una relación clara como en los anteriores meses.
Acabo de subir el segundo relato de abril. A ver qué te parece.
Muchas gracias por leer. La verdad es que como he estado leyendo bastante terror y ciencia ficción eso se refleja en los textos, aunque en el relato siguiente no hay ciencia ficción más allá de la relación lejana con este relato. Sólo terror en este caso.
La verdad es que no pienso mucho los géneros, sólo escribo lo que se me ocurre. Ahora mismo no tengo ideas para los siguientes meses, así que intentaré volver a la fantasía o algo así. A ver qué sale :) Por variar un poco.
Gracias por todo guapa.
¡Me ha gustado mucho! Y lo siento, pero ¡Oh! Dulce justicia. Me ha gustado la máquina y la narración a dos tiempos.
ResponderEliminar¡Muchas gracias por leer y comentar! Me alegro que te haya gustado, me apetecía mucho hacer este objetivo con este punto de vista de "castigo" y al inicio no tenía claro poder hacer que encajase, pero al final más o menos creo que fue bien.
EliminarMe alegra que te gustase la narración y espero que no se hiciese muy confusa :)
Gracias por tu comentario.
¡Hola!
ResponderEliminarHe venido a leer tu relato que encontré en Bloguers y con el que hemos hecho Share. Me entró la curiosidad :-)
Me costó seguirlo al principio y pensé que la otra voz narrando era la de la víctima. Pues como la juez se refiere a la víctima como señorita y luego la segunda voz en la narración ocupa adjetivos masculinos, eso me estaba haciendo un cortacircuítos en la cabeza (estoy un poco lenta hoy, disculpas XD). El final que le has dado me aclaró la película. ¡Tremendo giro! Ahora que tu relato está más reposado en mi cabeza lo logro entender y me encanta. Como escritora, meterse en la psique del victimario es un ejercicio complicado pero emocionante y estimulante para encontrar las razones detrás de tales horrendos actos.
Saludos :-)
¡Hola Aurora!
EliminarLo primero muchas gracias por leer y visitar mi blog.
Estaba complicado de seguir al inicio pero es algo que hice a posta y que le pasó a todos los lectores. Quería que se fuese entendiendo sobre la marcha o incluso al final del relato. Al menos creo que sí se entiende una vez leído todo :)
Me alegra que te gustase al final tras el giro que lo explica todo, muchas gracias por tu comentario. Este objetivo del reto me parecía especialmente interesante y difícil por lo que comentas de meterse en la mente de otra persona y además que está viviendo una situación difícil o desagradable.
Me alegra que te pareciese un relato estimulante. Si le das alguna oportunidad a alguno de mis otros relatos espero que también te parezcan interesantes. Muchísimas gracias por leer y comentar.
Un abrazo.
Buenas noches
ResponderEliminarY aprovecho para comentarte este otro, que ya había leído hace unos días.
Es interesante el concepto y la condena aplicada. Desgraciadamente, creo que este sistema de reeducar acosadores sería inútil, porque una característica inherente a este tipo de delincuentes es su falta de empatía. La misma falta de empatía que tienen los ladrones que dan palizas a sus víctimas para sentirse importantes, los que disfrutan machacando a los que son más débiles... Nunca van a entender que sus acciones hacen daño, o si lo entienden, no les importa. Ellos van a seguir haciéndolo a menos que hacerlo suponga un castigo el riesgo de tenerlo.
Un violador que es violado considerará que sus violaciones tenían un sentido (ella se lo buscó, llevaba dos años sin echar un polvo...) y la que ha padecido él una aberración intolerable, algo sin sentido.
Sin embargo, desde el punto de vista literario, me ha parecido muy original y muy bien llevado.
Un saludo.
Juan.
¡Muy buenas! Yo vengo a responder en orden contrario jeje.
EliminarYo creo que sí que sería útil, porque no se pide que tengan empatía con las víctimas, sino que se les convierte a elles mismos en víctimas. Ya no se trata de ponerse en su lugar mentalmente, sino que ESTÁS en su lugar. ¿Esas personas que no tienen empatía, tampoco tienen miedo, tampoco se asustarían en caso de ser elles los “débiles” de todo el asunto? Esto es más bien lo que plantea el relato. No es un ejercicio mental de empatía, la empatía la pone la máquina por ellos a la fuerza (aún a riesgo de freírles el cerebro, como se ve en el segundo relato).
No se trata de una redención ni de un perdón, ni busca reeducar al criminal. Es, simple y llanamente, un castigo. Una venganza.
Sí que tienes razón en que elles no lo considerarían algo justo y verían lo que les sucede a elles como algo cruel sin compararlo con lo que hicieron antes, pero, ¡oh! ¡dulce venganza!
Me alegra que te haya gustado literariamente, porque es obvio que como relato, pues no es muy agradable :D
¡Gracias por leer y comentar!
Me parece una idea muy original lo del castigo virtual invirtiendo los paoeles para situar al agresor en la posición de victima y teniendose que enfrentar al acoso de sí mismo. Me encanta como estás llevando el tono de tus OrigiRetos hacia la ciencia ficción en general y creo que se te da cada vez mejor lo de la originalidad :3 me encanta leerte y esta vez además has tocado un tema muy sensible de una forma muy correcta. Voy a por el siguiente ;3 que tengo hype jajaja :P
ResponderEliminarHola guapa. Me alegra que te gustase la idea, ya que como te comentaba por el chat de twitter, no estaba segura de poder hacer que fuese “desde el punto de vista del atacante” y a la vez mostrar el castigo. Al final creo que con la parte del juicio, sí que muestro bastante su punto de vista, a parte de ponerle como protagonista del castigo.
EliminarLo cierto es que lo de la cifi me sale solo últimamente, y la verdad no sé por qué, porque tampoco estoy leyendo tanta cifi… pero quiero intentar cambiar un poco, de hecho estos dos relatos del mes los he tirado más hacia el terror (hay que ser Ser de las Sombras!) y quiero volver a tocar la fantasía, a ver si se me ocurre algo.
Me alegra que te guste leerme, me hace muy feliz de verdad. Gracias por organizar este reto conmigo, me está ayudando mucho a tener ideas y estoy muy contenta con lo que me va saliendo.
Sobre el tema a tocar, ya te comenté que me daba repelús no mostrarlo como algo que se castigaba, era una de mis premisas principales: que el acosado fuese en cierto modo un hombre y que el acosador fuese duramente castigado por ello.
Muchas gracias por comentar, voy a por el otro :)
Hola, Stiby!
ResponderEliminarQué mal sabor de boca me ha dejado el relato (en plan bien). Me encanta la máquina y ojalá poder utilizarla aquí con los cientos de sinverguenzas que pueblan el mundo, haría mucho bien, la verdad. Me ha parecido una forma super original de abordar el ejercicio también, me ha encantao <3
Enhorabuena por el relato!
¡Hola Carlos!
EliminarMe alegra que te haya dejado mal sabor en plan bien (jeje) porque es un poco la idea que quise hacer siempre con este objetivo. Tenía claro que quería varias cosas como que el acosado fuese un hombre, que el acosador fuese duramente castigado y que el acto en sí del acoso no se viese como algo "perdonable" en ningún caso.
Ojalá la máquina fuese o pudiese ser real. Ahorraría muchos problemas creo yo.
Gracias por tu comentario y por leer el relato <3
Buenas!
ResponderEliminarAcabo de leerlo, me ha parecido un texto bastante original en su idea. El concepto de la inversión de recuerdos es muy llamativo, creo que no es fácil llegar a este tipo de ideas tan potentes, así que te felicito. ¿Has pensado patentar el invento antes de que copien la idea? xD
Por lo demás, a mí no me pareció excesivamente confuso, creo que está bastante bien estructurado para ir desvelándose poco a poco. Vamos, que me he gustado!
Un saludo.
¡Muy buenas!
EliminarMuchas gracias por pasar por el blog, pero sobre todo por dejar un comentario, anima mucho.
Sobre el relato, lo cierto es que la idea surgió porque el objetivo de mostrar el acoso desde el punto de vista del atacante me podía llegar a causar la sensación de darle valía a los actos de dicho atacante, así que quise darle una vuelta de tuerca para mostrarlos desde su punto de vista en cierto sentido pero dejar claro que los condenaba a la vez.
Ojalá poder patentar el invento, la verdad, sería maravilloso poder usarlo en algunas personas xD
Me alegra que no resulte confuso, como tiene los cambios de puntos de vista pensé que podría serlo. Gracias por leer y comentar :D
Un abrazo.
¡Me ha encantado tu relato! La verdad es que no tengo tantas palabras para describir lo increíble que acabo de leer... Mis felicitaciones.
ResponderEliminar¡Hola! Me alegra que te haya gustado tanto. Muchas gracias por leer y sobre todo por comentarlo :D
EliminarUn abrazo, espero verte más por aquí ;-)
Muy buena idea rescatarlo en este momento. Con la actualidad que tenemos con la Manada, hace pensar mucho. Nerviosa no he estado leyéndolo. Por la relación con la actualidad me ha dado pena pensar en el funcionamiento de la justicia actual :-(
ResponderEliminarPero si tiene intriga y se lee rápido y de forma agradable ;-)
¡Saludos!
Buenas! La verdad es que lo escribí cuando ya se hablaba sobre el tema de los violadores de San Fermín pero desde que propusimos el ejercicio al que responde este relato tuve claro que o bien lo haría sobre acoso escolar o bien, si me decidía por el sexual, haría algo donde el acosador pagase duramente y no hubiese atisbo de duda sobre la culpabilidad del susodicho y no de la víctima.
EliminarMe alegra que haya tenido intriga aunque no haya llegado a ponerte nerviosa. Gracias por el comentario guapísima.