ESCRIBIR YA NO TIENE PORQUÉ SER UN TRABAJO SOLITARIO
Muy buenos días, queridos lectores. Hoy quisiera hacer una entrada más personal que, en el fondo, no lo será tanto. El título de la entrada es suficientemente explicativo como para no necesitar mucha introducción, pero aún así empezaremos por el principio.
La diferencia principal entre un
concurso literario y un
reto literario es que el primero viene motivado por el posible premio a ganar y el segundo, por el logro personal a obtener (que será simplemente haber escrito). Ambos pueden usarse como
motivación para escribir, pero los concursos tienen el aliciente de que habrá alguien detrás valorando tu trabajo y que, quién sabe, tal vez puedas salir seleccionada y premiada de ellos; y por tanto con mucho más ánimo para seguir adelante.
Pero, en esencia, a mí ambas cosas me han servido muy bien como motivación y son algo que
recomiendo probar al menos una vez en la vida, a todos los escritores que empiezan (y a los que siguen).
Para ello, quisiera hablaros de mi experiencia en estos retos y concursos, coger aquellos a los que me he presentado y desglosarlos un poco para que veáis que en mi caso, una cosa llevó a la otra y
he logrado gracias a ellos escribir cada año un poquito más. Espero que os resulte interesante y que os motive para intentarlo, si aún no lo habéis hecho y el mundo de las palabras os tienta desde una esquina del subconsciente.