Miro al cielo y escucho atentamente. En la lejanía resuena el eco sordo del avanzar del ejército enemigo. Las conversaciones mueren poco a poco y pronto un denso silencio nos envuelve. Todos escuchamos, verificando el estado de nuestras armas por enésima vez. En nuestras mentes, un único pensamiento que nadie pone en voz alta, mientras la oración nos da fuerzas para lo que nos espera. Pronto, muy pronto empezará la batalla, y sólo uno de los dos ejércitos saldrá victorioso. Rezo una plegaria al cielo y, a fuerza de costumbre, las palabras tantas veces escuchadas a mi padre salen de mis labios en un susurro: que los dados del destino quieran que lleguemos a ver otro amanecer.
Allá se ven ya, a lo lejos, sus antorchas iluminando la oscuridad de la noche. Bajo su fuego figuras rojas de seres humanos avanzando hacia la frontera marcada por la vanguardia de nuestro ejército. En nuestros escudos, en nuestros trajes, luce el verde escudo del reino por el que estamos destinados a luchar y a morir. Pronto restallan las primeras batidas de disparos, pues abrimos fuego protegiendo nuestra barricada y a toda la ciudad.
Escuchamos acercarse una respuesta a nuestro ataque. Silbido de balas surcando el aire y algunos cuerpos caen a frente a nosotros con un grito ahogado. Sobre lo alto del risco a nuestras espaldas, nuestros compañeros comienzan a recargar los cañones.
Poco a poco se reduce la distancia que separa ambos ejércitos. Empezamos a mezclarnos y se aprecia su superioridad numérica. Pero nosotros tenemos la ventaja de conocer el terreno y durante un rato logramos contenerlos en el ataque cuerpo a cuerpo.
Es mi turno. Alzo mi espada y, como siempre antes de entrar en batalla, me pregunto por qué estoy allí, por qué lucho y arriesgo mi vida. No encuentro una respuesta salvo la que siempre viene a mi mente. Somos figuras inertes, sin voluntad, que formamos parte del azar de un juego de gente más poderosa y sobre el que no tenemos ningún tipo de control.
Allí, desde el cielo, alguien nos observa, estoy seguro, y creo que se divierte con nuestro sufrimiento. Es un ser superior, sin sentimientos ni moralidad, que se entretiene a nuestra costa. Un ser maligno y despiadado que se dedica a colocar nuestras figuras sobre el tablero de un mundo imaginario y nos obliga a enfrentarnos con figuras de otros colores, a defender las fronteras de países inexistentes, sólo para poder ver cómo, poco a poco, vamos matándonos unos a los otros… sin saber muy bien el motivo por el que lo hacemos.
Las guerras siempre son culpa de cuatro jefazos que en el presente nunca se ensucian las manos. Y antes, depende. Mientras existan esas personas con ansias de poseer lo que no es suyo siempre habrá guerras :(
ResponderEliminarBuen relato, gracias por compartirlo
Muchas gracias por el comentario :)
EliminarLas guerras siempre son absurdas, la verdad. La mayoría de las veces por religiones y el resto por territorios que no necesitamos.
La verdad me costó decidirme sobre este relato, pero al final acabé haciéndolo como si el protagonista fuese una figurita del risk ¿has jugado a ese juego? (Risk: el juego de la conquista del mundo) Cuando era peque jugaba muchísimo y me encantaba y este finde estuve recordándolo y por eso salió el relato xD
En este caso, los dados del destino eran reales, y la mano del ser superior que mueve las figuritas de plástico, también xD
Aunque en realidad, lo escribí así porque es una metáfora tan cierta de lo que ocurre en realidad, que da miedo. No hace falta irse a las guerras. Basta con pensar en la mano que mueve los hilos en la crisis económica o en los intereses de mantener a la mayoría de África muriéndose de hambre en beneficio de unos pocos poderosos, que mueven los hilos del mundo sin que nos demos cuenta.
Ale, que filosófica me he puesto :c
Aquello que se dice de que: “Las guerras la organizan hombres viejo que se conocen, se odian y no se matan y en ellas combaten gentes jóvenes que no se conocen, no se odian pero se matan”
ResponderEliminarGenial el relato Stiby. Una visión acertadísima de la barbarie de la guerra. Enhorabuena!!!! :)
Pd: “que los dados del destino quieran que lleguemos a ver otro amanecer”… me ha encantado esa frase xD
Ohh qué emoción tu comentario!!! Creo que es la primera vez que me comentas :-) ¡Gracias!
EliminarMe ha gustado mucho el dicho, no lo había escuchado como tal, pero es totalmente cierto.
Muchas gracias por tus palabras. Me alegra haber reflejado bien la barbarie de la guerra porque temí que quedasen demasiado forzadas las referencias al juego y perdiese crudeza, porque quería que sonase real además de referirse al juego, que se entendiese desde ambos puntos de vista.
Me ha hecho mucha ilusión que rescatases justo esa frase, porque es la más clara alusión al juego que inspiró el relato: los dados del risk ;) Tres azules para defenderse y dos rojos para atacar xD
Muchas gracias y espero inspirar más comentarios tuyos en el futuro :D
Q grande xDDD Basarte en una figurita del risk para explicar las atrocidades de la guerra, como mola xD
ResponderEliminar¡Me alegro de que te haya gustado! Surgió la idea y me dije, ¡esta frikez tengo que escribirla sí o sí! :p
EliminarY la escribí ;)
Muy chulo el relato! Estás mucho más imaginativa o me lo parece a mí? Un punto de vista estupendo!
ResponderEliminarPues sí, este relato y el de la Navidad, como que de repente llegó la inspiración sin buscarla. A veces me pasa eso y al final salen buenos relatos, sólo hay que dejarla fluir.
EliminarBueno en el caso de este relato la idea salió porque el risk apareció en varias conversaciones ese DIN de semana (con gente distinta) y lo tomé como una señal, no hacía falta pensar mucho para relacionarlo con el tema de la guerra sobre el que todavía no había tenido ideas (a parte que Relatea está en mi cabeza casi siempre xD)
Me alegra que te haya gustado tanto, la verdad lo escribí de noche, como casi siempre, y a veces me da miedo escribir a esas horas porque estoy más dormida que despierta, pero son los momentos en que más inspirada estoy y cuando han salido casi todos los relatos para la web xDD
¡Está más que perfecto! La sencillez con la que logras que el lector entre en el juego, forme parte de los ejércitos de batalla o simplemente de la narración. Sin duda un relato muy muy muy bueno y, además, el enlazar todo con un juego… ¡la bomba! Gracias por tal obra maestra!!!
ResponderEliminar¡¡Muchas gracias!! Primero por leerlo y sobre todo por tu comentario. Ah, qué ilusión hace ver “caras” nuevas por aquí. :)
EliminarY bueno, sobre todo gracias por tus palabras, me alegra que te haya parecido tan bueno, en serio. Tenía miedo de que nadie entendiese la parte del juego, así que también quise hacerlo para que se entendiese desde un punto de vista “normal”. Fue la parte más difícil y tuve que cambiar algunas frases al final, cuando ya lo tenía casi rematado, pero al final me gustó el resultado :)
Ay, en serio, de nada. Gracias a ti por tus palabras. Para mí es un placer escribir, y es todavía mejor recibir comentarios como este que animan un montón y sobre todo un lunes por la mañana, que buena falta hace jejeje.
De nuevo gracias y esperemos seguir viéndonos en futuros relatos!!!
Muchas gracias por compartir el relato! Me ha gustado mucho, aunque nunca jugué ese juego me gustó mucho la idea de contar una historia de esa forma. Saludos
ResponderEliminar¡Muchas gracias a ti por leerlo y comentarlo! Me alegro que te gustase aún así, :-) Como decía por ahí, quería que se entendiese también desde el punto de vista de alguien que no hubiese jugado nunca.
EliminarSaludos!
Muy triste pero muy cierto. Las guerras siempre son iniciadas por personas que no tienen dos dedos de frente y en las que ponen en peligros a muchísima gente. No sólo me refiero a los soldados, sino a la población en general.
ResponderEliminar(Soy chica potterhead)
Este relato fue muy gracioso porque se me ocurrió al ver la caja del juego del Risk en la estantería, y como el tema propuesto en la web donde lo publicaba era "guerra" de inmediato pensé en hacer un relato basándome en las figuritas y en el juego del risk pero adaptándolo un poco para que se viese que en realidad en la vida real es igual. Que somos manipulados por los poderosos desde las alturas (en el juego, por los humanos que juegan con las figuritas de plástico) y que los soldados y la gente corriente muere mientras los poderosos se forran y no pasan peligro. Es triste pero como tú dices, es cierto, y eso lo hace todavía más triste. Porque ojalá fuese solo el juego pero por desgracia, es la vida real.
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