Relato: #52RetosLiterUp #3 - Volver a ser yo.

El segundo disparo me cortó la respiración durante tanto tiempo, que pensé que me había acertado por error a mí en lugar de a su objetivo. El aire gélido se coló en mis huesos y me recorrió un escalofrío, como si algo subiese por mi espalda. Una serpiente fría de sudor me agarrotó los músculos con su venenosa picadura. Me di cuenta entonces de que estaba viva, porque sentí que temblaba.

No podía ver nada. Cuando se desvaneció el pitido residual que la explosión de la pólvora del segundo disparo había dejado en mis oídos, sólo escuché silencio. Después brotó el eco de un grito, que sólo sonaba en mi cerebro, y me dio tiempo a pensar que el siguiente balazo sería para mí. Luego recordé que era invisible. Nadie podía verme. Cuando era Laura aquello sólo era metafórico, puesto que nadie nunca se fijaba en mí. Pero yo podía elegir no ser Laura. Podía elegir ser el Cuidador Invisible y salvarme a mí por una vez, aunque ya no hubiese forma de salvar a aquellos dos niños. Y lo hice. Guardé silencio y me olvidé hasta de respirar, hasta que aquél hombre enmascarado salió de la habitación.

No le seguí. No podía. Sabía que debía hacerlo, cobrarme sus vidas, hacer que le atrapase la justicia, descubrir quién era el hombre que había secuestrado y matado a aquellos niños. Pero no pude moverme. Me quedé allí sentada, llorando, hasta que se me acabaron las lágrimas. Casi no podía respirar, empecé a sentir que me faltaba el aire y abrí la boca para coger más. Esto lo empeoró pues me llegó el sabor de la pólvora. No veía. Estaba todo muy oscuro. ¿Cuánto tiempo había pasado? No me atrevía a acercarme a los cuerpos, pero me decidí a hacerlo. En cuanto hube dado un paso algo se revolvió en mi estómago y me entró una arcada. Después me entró el pánico. La policía podría encontrar mis huellas. Harían preguntas. Preguntas que Laura no podía responder.

Salí corriendo; no paré hasta llegar a mi casa. Fui invisible durante tres días seguidos y durante todo ese tiempo no apagué la luz del salón ni un solo momento. Tampoco cerré los ojos. En cuanto los cerraba la oscuridad me atrapaba y sentía vértigo y mareos. No podía respirar, escuchaba gritos. Sus gritos. Salí de casa a los tres días porque se me acabó la comida. Al llegar al supermercado me di la vuelta y entré en el bar más abarrotado que encontré, pedí un plato de comida mientras buscaba con mi teléfono móvil el contacto de un psicólogo.



Acudí a la consulta durante tres semanas. Dos días a la semana. Una hora al día. Dediqué todo ese tiempo a evaluar si podía confiar en Irene, la psicóloga que me habían asignado. Y decidí que sí.

—Creo… creo que nada tiene sentido. Ni siquiera estar aquí.

—Creía que las sesiones te estaban ayudando. El otro día me dijiste que habías dormido con la luz de la habitación apagada, sólo con la del pasillo —dijo Irene. Parecía realmente apenada y me pregunté si antes de darles el título de psicología les daban algún cursillo para saber fingir las emociones y no decepcionar a sus pacientes demostrando que no les importábamos un carajo.

—El otro día te mentí —dije, sin dejar mi mente vagar por aquellos derroteros. Después estuve a punto de echarme a llorar.

Nunca había llorado en aquella consulta. Claro que nunca hasta entonces había estado tan decidida a contar la verdad, ergo no había sentido tanto miedo como sentía en ese momento.

—¿Por qué? —preguntó ella, interesada. Ni siquiera me dijo aquello del secreto profesional y la confianza. Supuse que eso lo decía sólo en las primeras sesiones, cuando los pacientes podíamos llegar a temer que nuestras intimidades apareciesen publicadas en la prensa después de confiárselas a ella. Claro que lo que ella no sabía es que en tal caso no sería la primera vez que la prensa hablase de mí.

—Porque si te decía la verdad, no me creerías.

—Si no lo intentas, entonces ni siquiera me das la posibilidad de creerte.

Tenía sentido. Pero en realidad estaba gastando saliva. No tenía que convencerme para que hablase. Yo ya estaba convencida, había empleado aquellas sesiones para convencerme de que podía confiar en ella. Y podía. De que debía confiar en ella. Y lo haría. No iba a echarme atrás ahora. Pero no sabía por dónde empezar. Supuse que el final de la historia no era el punto más indicado. Me dio igual.

—Están muertos, y todo estaba tan oscuro... —dije. Y tal vez no debí hacerlo, porque por primera vez en tres semanas, Irene me miró como si no encontrase sentido a mis palabras. Sentí que aquella mirada indicaba que realmente me había vuelto loca. ¿Lo había hecho?

La miré fijamente. Ella me devolvió la mirada.

—¿Quiénes? —Preguntó al fin. Despacio.

Me quedé en silencio.

—Los niños de la casa azul —dije—. Están muertos por mi culpa.

Era imposible que no hubiese oído hablar de ellos. Durante las últimas semanas, desde el primer día que pisé aquella consulta, en la televisión, los periódicos, la radio o los vagones de metro, no se hablaba de otra cosa.

La policía entró en la casa del secuestrador en cuanto se escucharon los disparos, pero fue demasiado tarde. No parecía haber nadie, pero entonces uno de los policías abrió una puerta pequeña de lo que parecía una despensa. Al otro lado estaban los dos niños. Los dos niños muertos. Y yo. Yo no estaba muerta. Al menos eso creo. Pero era invisible. Me dejaron allí, incapaz de moverme ni de hacer otra cosa que no fuese concentrarme en respirar. El tipo de la pistola ya se había largado para entonces, por una trampilla que la policía sólo encontró horas después.

Normalmente yo habría podido actuar antes de llegar a ese punto y valiéndome de mi invisibilidad habría podido neutralizar al tipo sin que hiriese a los niños, ni a mí. Sin embargo, en aquella ocasión mi cerebro se quedó bloqueado, demasiado ocupado buscando oxígeno en la oscuridad, perdido en un vértigo de sensaciones angustiantes y mareo que jamás hasta aquél momento había sentido cuando no era Laura. Tardé demasiado en reaccionar. Los dos disparos que sucedieron a aquél momento me perseguirían toda la vida.

—¿Cómo que están muertos por tu culpa, Laura? ¿Conocías a esos niños? —me preguntó Irene. En su rostro empezaba a verse la incredulidad. Tal vez pensaba que le estaba tomando el pelo.

—No. Pero fui a salvarlos. Y no pude.

—¿Fuiste a salvarlos? —Irene no entendía nada. Normal.

—Sí. Pero no vi venir el disparo. Todo fue muy deprisa. Y… —me detuve, consciente de que estaba tan nerviosa que no había dicho lo más importante—. Soy El Cuidador Invisible.

Lo solté a bocajarro. Después me mordí el labio y esperé su reacción. Nunca antes me había costado tanto decir cuatro palabras.

—¿Lo dices en serio?

Cuando pasa el tiempo los relatos siempre hablan de las grandes hazañas, de cómo un informador anónimo había aportado información clave para detener al violador más buscado del país. De cómo varios atracos a mano armada habían sido frustrados por lo que tanto víctimas como atracadores denominaban como una fuerza invisible que se interponía en su camino. Aquellas escenas por sí solas podrían no haber despertado el interés general, pero cuando los hechos aislados comenzaron a no serlo tanto y la ciudad se libró de varios accidentes peliagudos a lo largo de pocos meses, la prensa empezó a hacer de las suyas. El Cuidador Invisible, me llamaban. La verdad, me hacía gracia, y al mismo tiempo, me producía tristeza. Porque la mayoría del tiempo yo no era el Cuidador Invisible, sino Laura Sánchez, esa chica tal vez sí invisible que no destacaba en nada y que no lograba hacer nada a derechas, que no sabía en quién confiar ni creía tener amigos de verdad y que sufría ataques de pánico constantes, prácticamente ante cualquier cosa. A Laura le daban miedo las arañas. Y los saltamontes. Y el mar, los espacios abiertos, los laberintos y los espacios cerrados. Y, ¿por qué no decirlo?, también las hormigas, y las personas. En realidad, prácticamente todo le daba miedo. No lograba salir de casa cuando no era para salvar al mundo en alguna situación en la que su invisibilidad pudiese ser de ayuda y que las noticias siempre catalogaban como suerte divina al principio, un trabajo impecable de El Cuidador Invisible al final, también conocido en la prensa sensacionalista como el propio Dios, que se arrepentía a veces de mandar tantas pruebas difíciles a sus pequeñas creaciones humanas.

Pero ese miedo que desde siempre le daban las cosas a Laura se desvanecía cuando me convertía en su Alter Ego. Cuando era El Cuidador Invisible no tenía miedo y podía afrontar cualquier situación, es más, ¡buscaba situaciones verdaderamente peligrosas en las que contribuir a ayudar a personas que lo mereciesen! Se me daba bien. ¡Se me daba bien, sabía hacerlo, podía hacerlo y me sentía útil haciéndolo! ¡Me sentía útil!

Pero de repente El Cuidador Invisible había heredado una de las mayores debilidades de Laura y se quedaba absolutamente bloqueado cuando le rodeaba la oscuridad. Me había costado días de insomnio y discusiones conmigo misma. Me había costado tanto decidirme que cuando lo hice, supe que la decisión de confiar en alguien era la acertada. Porque las decisiones acertadas, son a menudo las que más nos duelen al principio. Y las más difíciles de poner en marcha.

—Lo digo en serio —le dije. Y para probar mis palabras, me volví invisible ante sus ojos antes de añadir—: Ayúdame, por favor. No puedo soportar seguir teniendo tanto miedo. Esta no soy yo. Necesito volver a ser yo. Tengo que poder ayudar a la gente.

Tardó unos cuantos minutos en poder responderme. Después lo hizo con la garganta seca. Dijo sólo dos palabras. Pero fue el inicio de mi tediosa recuperación.

—Te ayudaré.

FIN


3. Imagina que eres un superhéroe con una gran fobia a la oscuridad. Escribe un relato de superación.


Este relato está enmarcado en el Reto de escritura de #52RetosLiterUp. Me ha costado muchísimo más que su predecesor, aunque supongo que es la gracia ya que con el otro me fui demasiado hacia mi terreno y aquí he pretendido innovar.

¿Qué os ha parecido el relato? Espero que hayáis pasado un buen rato leyéndolo. ¡Pronto más relatos dentro de este interesante reto! Mientras tanto, es vuestro turno de opinar en los comentarios. ¡Muchas gracias por leer!

8 comentarios:

  1. ¡Me alegra que por fin lo terminaras! Me ha gustado mucho, sobretodo por el hecho de que esa fobia tuviese una consecuencia terrible como el de los niños y no fuera ella la única "víctima". Es interesante ver cómo eso le afecta y le atormenta.

    Un abrazo :D

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    1. ¡Hola!
      La verdad es que me costó un poco y lo reescribí entero varias veces sin llegar a quedar del todo conforme, pero al final me parecía que podía servir :D
      Me alegra que te haya gustado el hecho de que su fobia repercutiese en los demás, quería hacer ver que la fobia tenía una procedencia real, dar a entender que aún a pesar de su super-poder, el tener este miedo le hacía sentirse débil y que no sólo era un sentimiento, sino algo tangible y que había acarreado desgracias. Ahora por fin iremos a por el siguiente reto. ;-)

      Un abrazo y gracias por el comentario.

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  2. Holllllllaaa ya esta la pesada aquí!!!!
    Antes de darte mi opinión te aviso de que suelo leer el relato sin leer el cuadradito verde, es decir, que lo leo sin saber sobre que va a tratar para así no ir un poco predispuesta.
    Bueno empece leyendo y la verdad me atrajo mucho que era lo que ocultaba el tema de los niños y que había ocurrido pero cuando de repente empezó a explicar que pasaba digo...pues no parece una superheroe con un poder de pacotilla???.Tras ver como iba pasando la cosa me decía a mi misma no puede ser, alguien que ha decidido salvar a los humanos pues le puede pasar que le maten a alguien al principio pero conforme va cogiendo el truco....vamos que era como si fuera al revés. Y ya cuando has descubierto que le tenia miedo a la oscuridad ha sido como ...en serio??me parecía buena historia pero mal desarrollada en algunas partes pero tras terminarlo he leido y es que es exactamente eso lo que pedían.
    Asi que un relato bastante genialoso para lo que te pedían. Este es el que borraste después de tenerlo casi escrito? que discutimos con lo de borrarlo y tal??
    Ha estado muy bien mujer....a por el siguiente ! pero ponle campanita pa que yo me entere!
    besis!

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    1. Hola! Nada de pesada, que, para empezar, fui yo quien te dijo que lo leyeses jaja y para seguir, me encantan tus comentarios.

      La verdad que es muy interesante leer el reto sin leer el objetivo, así no vas condicionada como dices. Yo es que ya los he leído todos entonces cuando leo los relatos de los demás participantes sí que voy bastante predispuesta.

      Jajaja sí que es un poder de pacotilla, jajaja, me ha hecho gracia, porque la verdad es que no sé nada de superhéroes, casi no he visto ninguna peli ni leído ningún cómic (la única peli que he visto es Spiderman y trozos de Los cuatro fantásticos) así que cuando me puse a escribir esto no tenía ni idea y decidí darle un poder fácil y tirar más por la parte humana.

      No es tanto que fuese al revés, sino que ella le daba más importancia a los fracasos y se agobiaba cada vez más con ellos haciendo que su fobia fuese cada vez más insuperable sin ayuda.

      La verdad es que me parecía muy difícil escribir algo se superhéroe que no es infalible, como te pasa a ti, cada vez que la leía pensaba que no tenía sentido, pero bueno, leyendo el objetivo se entiende mejor xD

      Muchas gracias, Angy. Y sí, este es el que borré cuando estaba medio escrito.

      Muchas gracias por tu comentario y bueno, el siguiente sale el 11M, que ya está programado en el blog.

      Un beso!

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  3. Un trabajo muy interesante. Me gusta como has desarrollado la fobia y el lado humano de tu superhéroe... La única pega tal vez sería que en este caso tu héroe no termina de superar su fobia, sólo comienza a trabajar en ello. Pero creo que está bien dentro de lo que pedían.

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    1. ¡Hola de nuevo!

      Me di cuenta de eso y en general con este relato no quedé muy conforme. No me sentía a gusto escribiendo sobre este tema ya que no sé nada de superhéroes y partí solo de la base de que quería que mi superhéroe fuese una mujer. Al final yo creo que no me quedó un relato muy de superhéroes... pero no quedé descontenta del todo y como hay muchos más relatos no quise estar dándole vueltas y preferí subirlo cuando estuve medianamente conforme :)

      Me alegra que más o menos encaje con el objetivo. Ahora a mejorar en los siguientes :)

      Gracias de nuevo por el comentario. Un beso.

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  4. ¡¡¡¡SORPRESA!!!! Vengo a traerte un comentario xD.

    Bueno tengo que decir que este es uno de los 52 ejercicios del reto que no me llaman mucho la atención a la hora de hacerlo yo, así que valoro mucho que te haya quedado algo tan redondo a pesar de las dificultades que parece que se te han presentado al escribirlo. Tengo que decir que empieza bien, pero luego hay una parte en la que parece que divagas un poco y no queda muy claro hacia donde va la historia hasta que presentas la fobia de Laura. Creo que no te has centrado en la superación en sí, si no más bien en el momento de dificultad del personaje principal, cosa que no veo mal aunque quede un final abierto, porque bueno, ¿acaso no es el momento en que decides afrontar tus miedos el punto mas alto de la superación? Luego llega la lucha, pero el paso en sí creo que es lo más importante, ya sabes, la decisión de pelear y no dejar que eso te ahogue.

    Tengo que decir que como escritora que soy, me atrae mucho la forma en que te expresas, muy fluida y con nitidez. Utilizas gran cantidad de palabras, haciendo que la lectura sea fresca y nada simple, pero sin que se vuelva recargado ni pretencioso. Me llama la atención porque es algo que también yo procuro hacer aunque no sé si lo consigo del todo xD. Además sueltas esas frases puntuales que destacan como joyas en cualquier texto que escribes y me emociona mucho cuando las leo porque cuando me salen a mi me siento muy satisfecha con ellas jajaja así que reacciono con las tuyas por empatía xD Y cito para que no pienses que se me ha ido la olla jajaja "Una serpiente fría de sudor me agarrotó los músculos con su venenosa picadura" y no solo esa parte si no que el primer párrafo entero está muy bien hilado y deja una buena impresión.

    La sensación general de la historia es buena, a pesar de que expresa mas bien fracaso, pérdida y desesperación supongo. Se nota que quiere quitarse de encima ese problema, que tras esos días de estar hundida saca fuerzas para luchar contra ello. Muy realista en cuanto a emociones a pesar de los superpoderes. La aparición de la psicóloga es un poco floja al principio, porque da a entender que ya llevan un tiempo de tratamiento, pero no se siente que haya un vinculo entre ella y Laura, pero todo se pone en su lugar al final, cuando confiesa todo. Y bueno, me gusta pensar que la protagonista logra una aliada en ese momento, alguien que la apoyará en sus andanzas en el futuro...

    En general me gusta la historia aunque es una pena que el asesino y los niños de la casa azul fueran un elemento solo desencadenante, ya que el villano principal de la historia es el miedo a la oscuridad.

    Y fin, que me he alargado mucho xDDD Ánimos y sigue con ello wapa!!

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    1. Hola guapísima. Pues más que un comentario me has traído una Biblia, pero oye, que yo encantadísima, y más desde que te has animado a compartir conmigo esta locura.

      Sí estoy de acuerdo en que hay una parte en la que doy vueltas sin mucho sentido, es que tampoco yo misma tenía claro hacia dónde quería llevarlo exactamente o como explicar bien la fobia y creo que me lié un poco.

      Justamente quise enfocarlo a que la superación no consiste tanto en superar realmente el miedo, que como en el caso de tu protagonista puede quedarse ahí toda la vida, sino en aceptar el miedo y comenzar el camino para hacer que este no condicione tu día a día.

      Me ha gustado mucho como describes mi forma de escribir, yo creo que tú también logras este tipo de frases metafóricas, pero creo que son esas que deben salir en el momento adecuado y no es apropiado forzarlas porque si no, no quedan muy integradas en la narración. (aunque yo algunas veces las he forzado)

      A mí siempre me ha gustado pensar en los psicólogos justamente como un aliado, alguien que no va a juzgarte, que simplemente va a hacer todo lo posible por ayudarte sin hacer juicios morales sobre tus acciones, y la verdad es que hay veces en las que necesitamos justo eso.

      Sí que quise empezar la relación entre ellas como si ya se conociesen pero dando a entender que lo que la psicóloga conocía sobre Laura era sólo su fachada, ya que no sabe nada de su súper poder. Y Laura en ese momento necesita por ello primero confesar el súper poder y luego la fobia, porque en cierto modo es como si solamente su alter ego (la superheroína) tuviese esa fobia que necesita superar.

      En realidad la fobia está ahí desde siempre, la muerte de los niños quería usarla mas bien como desencadenante de que ella necesite confesar su fobia a alguien y empezar a luchar contra ella. Porque mientras solo le afectaba a ella nunca le dio importancia pero cuando ya ha afectado y de tal forma tan desastrosa a unos niños ella es cuando decide hacer todo cuanto esta en su mano por luchar contra ese miedo.

      Me habría gustado desarrollarlo mas para que se entendiese mejor, pero me cansé de luchar contra este relato y al final le di el visto bueno porque sentía que nunca llegaría a estar como yo quería y ya me había cansado un poco del tema.

      Muchas gracias por leer y por el comentario.

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