Era un día triste, apagado, y a medida que avanzaba la tarde el cielo se iba cubriendo con densos nubarrones cada vez más negros. Llegó un punto en el que la luz del Sol apenas lograba traspasarlos, bañando Londres con un oscuro tinte rojizo, como el de un atardecer temprano.
—Qué pasada… —escuchó que decía Sarah, mirando al cielo.
Alzó el rostro y diminutas gotas de agua helada se lo salpicaron. Admiró la estampa que formaban las nubes, algunas iluminadas de un blanco pálido gracias a los finos rayos de luz que se colaban entre ellas, otras, la mayoría, negras como el carbón. De un denso casi ficticio.
—Ya te digo —susurró, mientras ambos se detenían junto a la barandilla—. Da miedo y todo, ¿eh?
—Sí… pero a la vez es precioso. Mira cómo se reflejan en el agua.
Ella apoyó la cabeza en su hombro y juntos se asomaron al río, detenidos en medio de un ir y venir de peatones que perseguían con prisas sus destinos intentando evitar que la más que evidente tormenta que se estaba fraguando les pillase a mitad de camino.
El agua estaba agitada. Mucho. Casi embravecida. Y los reflejos de las nubes se movían allí abajo, salpicando agua en todas direcciones mientras cada vez llovía más y más.
Entonces se levantó el viento y mucha gente echó a correr, unos hacia un lado, otros hacia el otro. Unos abriendo paraguas intentando refugiarse de la lluvia, otros cerrándolos, vencidos por el viento. Los coches pasaban por la carretera con las luces encendidas y los limpiaparabrisas a toda pastilla. Sarah le abrazó con fuerza.
—Estoy helada —dijo—. Vámonos a casa, nos estamos empapando.
Él asintió y se dieron la mano. Para cuando empezaron a andar, el viento era tan fuerte que debían hacer fuerza para no irse hacia atrás. Les pegaba desde todas partes, agitando el pelo de Sarah sin control, incluso cuando ella se lo sujetó con una mano, para apartarlo de su cara.
Las nubes habían cerrado el cielo por completo. Era como si fuese de noche. Ya no se veían dibujos en el cielo, sólo oscuridad. Apretó más la mano de Sarah, de forma casi instintiva y justo entonces un gran rayo de luz partió en dos el cielo, reflejándose en el río y envolviendo por un instante todo Londres bajo su destello.
Segundos después un trueno retumbó tan cerca de ellos que hizo temblar los cimientos del puente y chillar a una niña que pasaba a su lado, de la mano de su padre, quien sostenía sobre ella un paraguas rosa diminuto, con dos grandes ojos dibujados en él. Muchos coches empezaron a detenerse y a los pocos segundos, el Tower Bridge tembló de nuevo, estremeciéndose, casi como si se agitase contra algo. Y esa vez no hubo trueno alguno precediendo aquél temblor. Pero fue tan fuerte que Sarah y él cayeron al suelo, junto con otros muchos peatones.
Se quedaron paralizados, empapándose los pantalones con el agua que corría a raudales por la acera. Los coches pintaban a los peatones, los peatones gritaban a los coches, la gente corría y gritaba y caía al suelo bajo los temblores del puente, mientras las olas del río crecían y el viento agitaba con tanta fuerza las gotas de lluvia que éstas hacían daño al caer sobre sus rostros.
Entonces vieron a un hombre correr hacia ellos. Y escucharon un grito, y luego otro, en la distancia. Los gritos decían una sola palabra: “corred”, y eran cada vez eran más fuertes. Llegaba gente corriendo desde delante, desde detrás, desde todas partes. Gente corriendo y gritando “corred, corred”. Gente que no les veía. Gente que iba a aplastarles.
—¡Vamos, corre! ¡Levanta! ¡El puente se está hundiendo!
Sarah no supo cuanto tiempo había pasado ensimismada con aquella imagen, pero cuando Peter la agarró con fuerza del brazo y tiró de ella para levantarla del suelo, echó a correr tras él, incapaz de despegar los ojos de aquella nube con forma de calavera que poco a poco lo cubría todo. Ni siquiera era capaz de escuchar los gritos de la gente. Ni siquiera comprendía el significado de aquella palabra. “Corred”. Tal vez, de algún modo extraño, Sarah había comprendido antes que nadie que correr no serviría para nada. Porque todos iban a morir.
No muy lejos del caos desatado, dos hombres observaban la escena en silencio, como hipnotizados por aquel pavor repentino que frente a ellos se propagaba como el fuego. Sobre sus cabezas, en efecto, la imagen de una calavera iluminaba de un extraño color verde el cielo de Londres, mientras el Tower Bridge se desmoronaba, piedra a piedra, centímetro a centímetro.
—Son como pequeñas hormigas. Basta dar un simple paso al frente para aplastar a miles.
La gente chillaba y corría, pero cuando las olas se empezaron a llevar las piedras, la estructura acabó cediendo. Y la gente empezó a caer al río, junto con coches y piedras que les golpeaban como una estampida. Y la mayoría, entonces, dejó de chillar.
—Tiene razón, mi Lord. Es tan simple, que a veces aburre.
Son como hormigas… en plan esos no valen para nada. Me ha gustado el toque critica a los poderosos.
ResponderEliminarOlvidaste el importante matiz “Pequeñas”, son (o somos) “pequeñas hormigas”, es decir, valen (o valemos) menos que nada para ellos xDD jajaja
EliminarAhora en serio, sí que es un poco así. Gente que se cree por encima del bien y del mal, por desgracia, hay en la vida real. Pero da menos miedo buscarlos en los libros. Al menos con esos puedes engañarte pensando que son personajes ficticios.
Gracias por comentarlo Chechu. :D
Has hecho confluir en un relato dos de mis pasiones: Londres y (aunque sea a través del Lord y sus… formas) HP :D Cuando voy a la ciudad y cruzo el Millenium, nunca puedo evitar recordar el comienzo de HP6 y, si la tengo a mano en el móvil, ver la escena xD Pasear por allí, rodeada de todos esos muggles ingenuos que no saben lo que puede llegar a pasar, jajaja. Pero ahora creo que la próxima vez que cruce Tower Bridge, también recordaré tu relato. Menos mal que aún quedan puentes por donde ir sin pensar que has visto o leído que se van a caer al Támesis xD
ResponderEliminarLo cierto es que fue la primera idea que me vino a la mente al leer el tema, pero como también es cierto que algo así es siempre lo primero que me viene a la mente, intenté pensar en otra cosa. Pero ya no podía quitarme esa imagen de la cabeza (la de la foto) así que no hubo manera.
EliminarJajaja “todos esos muggles ingenuos que no saben lo que puede llegar a pasar”, justamente, has captado la idea xD
Espero que la próxima vez que cruces Tower Bridge realmente te acuerdes (y me lo digas) Me haría tremendamente feliz :D
Jaja me parto con lo de los puentes. No creo que queden muchos en pie si hemos de fiarnos de lo que cuentan los libros ;)
Como espero volver en cuanto pueda, te prometo que desde allí mismo te mandaré un mensaje para dejar constancia de que, al menos en ese momento, el puente sigue en pie. Cuando termine de cruzarlo… ya veremos :D
EliminarJajaja, me parece más que correcto. ¿Y si te digo que a raíz de este relato igual me acoplo a una amiga en su próximo viaje a Londres? Si es así, tendré que hablar largo y tendido contigo para que nos expliques como llegar a Hogwarts. Ya te contaré si al final cuaja la historia o no :D
EliminarY espero que si empiezas a cruzarlo en pie, siga en pie al acabar, o empezaré a pensar que de algún modo tengo la culpa :p
Muchas gracias por compartir. Me ha gustado mucho, no me esperaba que fuera el Lord el del comentario del final xD
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias a ti por leer. :) Me alegra que te haya gustado, era la idea, hacer que todo pareciese ‘normal’ e ir acercándolo a ese final.
EliminarLa verdad me habría gustado escribir sobre otra cosa, pero al final no pude resistirme ;)
Muchas gracias a ti, me alegro que te gustase :p
Nada mas leer el titulo me he acordado de hormigaz…. jajaja
ResponderEliminarNo me esperaba el final, me ha encantado. Y también pensé en HP… molan los malos con estilo XD
Suele pasar, yo también me acordé al verlo escrito, con eso te digo todo xD
Eliminar¿Te ha gustado en serio el final? :) Me alegro mucho, jo, muchas gracias, lo cierto es que al principio no quería publicarla, pero al final me decidí, porque hay que hacer caso a las primeras ideas que le vienen a una a la cabeza, que sino luego te torturan durante meses por no haberlas escrito ;)
Jajajajaja, sí, a mi me molan mucho los “malos con estilo” y si ya me los juntan con magia pues ni te digo xD
Cuando he visto la imagen he pensado, jum, la marca negra de Voldemort…no me he equivocado xD Q genial contar como un mago poderosos puede reirse de tantos humanos insignificantes haciendo que… haciendo nada, dejandoles volvar la imaginacion. Genial relato :)
ResponderEliminarNop, no te equivocaste. Aunque lo hice un poco a posta sin decir nombres ni nada, no sé, podría ser por ejemplo Dios y algún angelito malvado jugando con los diminutos humanos :p
EliminarMe gusta justo ese tipo de cosas, pensar como alguien poderoso se nos ríe constantemente en la cara sin que nos demos ni cuenta. Da miedo.
Muchas gracias por el comentario, me ha gustado mucho.
Nooooooooooooooo Tower Bridge no!!! Es de mis sitios preferidos del mundo! Jo, te lo has cargao!!! :( Por lo demás, me encanta el relato!!
ResponderEliminarMuahahaha es que soy muy malvada xD.
EliminarLo cierto es que no he estado allí así que no puedo decir que sea mi sitio favorito también, pero de algún modo, Londres entero lo es ;) Al menos en mi imaginación.
Tranquila, sólo lo he destruido en la ficción, en realidad, sigue en pie (o eso quieren que creamos xD)
Bueno me alegra que te gustase!
Jaja, qué relato cruel... Y me gusta. XD
ResponderEliminar;-) Me alegra que te guste. Lo escribí para un reto de relato con temática "caos" y, bueno, salió mi vena Potterhead y cruel a un tiempo xD
EliminarGracias por comentar.
Me ha gustado este relato ^^, muy bien escrito y con una buena historia, sigue así.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario, guapa :D Me alegra mucho que te haya gustado el relato y sobre todo que creas que está bien escrito. ¡Saludos!
EliminarQué pasada Stiby. Me ha recordado a la escena de HP6 del puente Millenium Bridge.
ResponderEliminarEscribes muy bien y hasta que no he llegado casi al final, no he caído en que tenía cierto parecido con Harry Potter jeje.
(Soy chica potterhead)
Jajajaja, pensé que te darías cuenta nada más ver la foto, me ha hecho gracia que no lo notases hasta el final. Sí, es que va en la onda de esa escena de la peli, y de hecho cuando miran al cielo y que ven las nubes "raras" o "luminosas" en realidad es porque se está formando la Marca Tenebrosa (y la escena del final con el Lord y un Mortifago pues es obvia, claro, ahí se descubre todo xD).
EliminarMe alegra que te haya gustado y sorprendido, y gracias por decir que escribo bien, una hace lo que puede, y la verdad es que tengo que retomar la escritura porque es genial cuando salen cositas como esta.
¡Un beso!