Relato: #OrigiReto2018 - Liga de Pirados. (Diciembre 2)

Nota previa: Este relato está relacionado con Diciembre #1: El criadero, es preferible leerlos en orden.

Cuando se terminó la lista de reproducción sólo quedó un silencio incómodo en mi cabeza. Eco, vacío, conexiones y recuerdos que no deseaba. Dejé de batir el huevo con el que papá planeaba empanar unos filetes para la comida y elegí una nueva lista de las que había configurado en mi cerebro. Memorizado, mamá insistía en que le llamase "memorizar". A veces se ponía muy pesada con esas cosas.

Papá y yo no solíamos cocinar juntos, pero Ana venía hoy a comer y era un poco especialita. El tipo de humana pre adolescente que se ha quedado anclada en la niñez y no come más que huevo frito, patatas, pollo empanado y hamburguesas del McDonald’s. Yo sabía que a papá le gustaba cocinar, que callaba por respeto hacia mí pero le habría gustado hacer algo rico y elaborado para la novia humana de su hija. A veces me apenaba por no haber elegido a alguien que pudiese suplir mis carencias. Sobre todo porque no llegaba a entender del todo el sentido de sus peculiares gustos culinarios poco desarrollados, pero no era yo quien para quejarme, dado que en realidad yo ni siquiera comía. Casi nunca. Al menos, nunca por gusto.

Hoy iba a comer, claro, y además también conocería a sus padres. Lo segundo me producía bastante más desasosiego que lo primero.

—¿Y si no les gusto? —susurré, aterrada—. ¿Y si piensan que soy poca cosa para su hija?
—¿Cómo van a pensar eso, cielo?
—Papá —reproché— ¿te has dado cuenta de que no mido ni un puto metro y medio?
—No digas palabrotas, Nadia.

Refunfuñé por lo bajo pero con la intención de que él no comprendiese mis palabras.

—Cariño —dijo papá, apretándome el hombro con una mano que yo aparté bruscamente—. Sabes que no pudimos hacer nada. La empresa fue intervenida antes de que alcanzases tu crecimiento habitual. Si te hubiésemos llevado durante los meses siguientes para que siguiesen modificándote, te habrían desconectado.

Le miré. Y no dije nada. Lo sabía, pero saberlo no ayudaba, porque siempre era el blanco de las burlas de la clase, porque con doce años las chicas no medían 1,37m, y menos aún lo hacían con quince. Además, había otra cosa que me preocupaba y que no me atrevía a hablar siquiera con mi madre: nunca tendría la regla. Se suponía que tenían que haberme añadido esa funcionalidad a los 13. Pero esa revisión, como todas las demás, nunca se llegó a realizar.

Así que era una adolescente de 16 años en el cuerpo robótico de una niña de 11. Una niña de 11 años demasiado bajita y sin pechos, ni periodo, ni aparato reproductor, en realidad.

—Es una mierda. No estoy entera.
—Hija, claro que lo estás. No necesitas nada más de lo que tienes para seguir tu vida. Además, eres la mejor de la clase, una estudiante modelo, y eres muy buena persona.
—Quitando el hecho de que no soy una persona.

Hubo un silencio tenso en la cocina que el repiqueteo del aceite no logró llenar ni cuando papá, suspirando, echó un par de filetes a la sartén.

—No deberías decir esas cosas en voz alta.
—No. Eres tú quién no debería esconderlas.

Papá me miró con pena e hizo un gesto con la mano, como para ahuyentar los malos pensamientos. Como si aquello pudiese solucionarlo todo. ¡Peor todavía! ¡Cómo si no hubiese nada de lo que preocuparse!

—Nadia, por favor —dijo al final—. Tengamos la fiesta en paz.
—Perdona. Es que me gusta mucho. No quiero mentirle.
—Pues tendrás que hacerlo. Al menos hasta que sepamos que podemos confiar en ella. Y en su familia.

Sabía que tenía razón. Aún así me sentía sucia. Demasiado insignificante. Eran las trece horas menos un minuto. Sintonicé las noticias, pero sólo en mi CPU. Cabeza. Lo que fuera. No quería que papá se pusiese nervioso; no valía la pena.

Avance noticiario de la LDP. Son las 13h, martes 12 de Octubre. Los guardias de seguridad de la Liga por los Derechos de las Personas no han descansado en este puente, y en lo que va de día ya han detenido a 13 sospechosos. Cinco estudiantes de secundaria de un reputado instituto público en el distrito 8, el dueño de una panadería en el distrito 40, dos cajeros del distrito 12 y 5 individuos de identidad desconocida por el momento. Se han producido disturbios en tres de las detenciones. Varios vecinos han pedido ser llamados a declarar a favor de los detenidos. Los juicios serán públicos. Próximo avance a las 16h.

No estaba mal. No eran demasiados y desde luego, no era ninguno de mis amigos. Nadie del distrito 7. Apagué las noticias de la Liga De Pirados y fui a lavarme las manos.

—¡Pero aún estáis así! ¡Mirad qué horas son! —dijo mamá, de pronto, entrando a la cocina como un vendaval—. Nadia, tienes que vestirte. Ya ayudo yo a tu padre.

Me encogí de hombros y me fui a mi cuarto. Por la mañana ya había preparado la ropa. Lo más importante: las zapatillas con plataforma interna, que me hacían ganar casi 10cm. También me pondría la camiseta que me había regalado mi madre y unos pantalones oscuros, ajustados, que marcaban mi culo y que a Ana le encantaban, aunque no tanto como a mí. Al menos habían hecho algo bien esos robocistas inútiles antes de ponerse en evidencia. No, si encima tendría que darles las gracias... Que ya había que ser idiota para ponerse a hacer androides más capaces que los humanos. ¿Qué digo? Para siquiera ponerse a hacer androides en edad adulta sin meterles inhibiciones. Si es que era obvio lo que iba a pasar. Lo que pasó, vamos, que desbancarían a los humanos en los puestos de mayor importancia hasta lograr que la cosa fuese tan visible como para provocar malestar y preocupaciones. Y ahí estábamos, con la LDP pisando los talones de todos los ejemplares que aún quedábamos repartidos por el mundo, y encima con mi cuerpo paralizado en las etapas más cruciales de mi desarrollo como mujer. O lo que fuese que debía ser. Ni siquiera lo sabía. Mandaba narices.

—Ser una androide adolescente, hoy en día, es una puta mierda —mascullé.

Aquella frase iba camino de convertirse en mi mantra.

FIN

Este relato está enmarcado en el Reto de escritura de #OrigiReto2018 para el objetivo: 08 - Escribe una historia en la que el protagonista esté obsesionado con algo relacionado con su altura.

Podéis consultar las bases en esta entrada de mi blog o en el de Katty.

Podéis encontrar todos mis relatos y pegatinas para el #OrigiReto2018 en esta otra entrada.

Además, aquí dejo las pegatinas extras anuales, aunque también están en mi entrada general sobre el reto. Pero necesito anunciar por aquí a bombo y platillo que ¡¡HE CONSEGUIDO LOS 200 OP!! Gracias a todos por leer mis relatos durante todo un año, ha sido un placer teneros al otro lado de la pantalla y espero teneros también durante el #OrigiReto2019 que dará comienzo en breve. ¡Feliz Navidad!

¿Qué os ha parecido el relato? Espero que hayáis pasado un buen rato leyéndolo y también espero que a lo largo del año os haya gustado el #OrigiReto2018 porque hasta aquí llega mi participación en el reto de este año. ¡Comentad si os ha gustado y recordad que hay 23 relatos más esperando en la sección de relatos, si aún no los habéis leído! ¡Muchas gracias por leer!