Cuando me acerco a la puerta descubro que no hay timbre. Todas las persianas están bajadas, la luz exterior está apagada y no hay césped en la parcela. ¿Tal vez me he equivocado de dirección? Doy dos pasos hacia atrás para comprobar el número. 123. Entro al chat de meetme; el mensaje no está lejos y en pocos segundos puedo verificar que al menos estoy en el lugar correcto. Me pregunto si la casa parece abandonada. Creo que no.
Miro el reloj, aunque ya sé que llego tarde. Eso es una constante en mi vida y ya debería estar acostumbrada. Normalmente no me importa pero esta vez es distinto; me habría gustado causar buena impresión. Cassandra me ha parecido muy interesante. ¿Qué vamos a hacerle? Siempre tengo que liarla por algún lado.
¿Quién te ha visto y quién te ve, Lydia? ¡Preocupándote por lo que pensará una desconocida! Sí, sí, lo que tú digas, cerebro, pero esperemos que no sea una de esas tiquismiquis de la puntualidad o nos habremos dado el viajecito en balde.