Artículo #0: Querido Harry, o mi carta a los Potterhead.

CARTAS DESDE ESPAÑA PARA HARRY POTTER.

FICHA TÉCNICA

Título: Querido Harry, cartas de amor, agradecimiento y magia.
Autor: Álvaro Toledo (Editor)
Editorial: S.A. Ediciones B
ISBN: 978-84-686-2994-0 / 978-84-686-2995-7
Año de publicación: 2010
Género: Epistolar, Magia, Harry Potter
Resumen: Este es un libro un poco especial, porque no es una novela, sino una recopilación de cartas. ¿Cartas a quién? pensaréis. A Harry Potter y a su creadora, escritas por lectores españoles que se sintieron tan marcados y agradecidos por formar parte de esta maravillosa historia que quisieron hacer llegar sus palabras a Rowling, y gracias a la edición de este libro, a todos nosotros.

Querido Harry, Cartas de amor, agradecimiento y magia es una iniciativa de Rowlingistas y los fondos recaudados por su venta se dedican a la asociación Lumos fundada por Rowling para ayudar a los niños necesitados.

Podéis encontrar más información sobre la iniciativa y el libro, puntos de venta y descarga en la web de Querido Harry.

OPINIÓN

Como reseña del libro simplemente comentaré que me ha parecido una iniciativa muy bonita y una forma genial de unir a muchos amantes de la saga. La única pega que saqué al libro es que varias de las cartas elegidas son tal vez demasiado trascendentales. Entiendo que si quieres elegir las más impactantes, esa sea la selección, pero a mí como lectora me habría gustado ver más situaciones en esas cartas con las que poder identificarme. Más historias de niños que simplemente crecieron con Harry, a los que no les cambió la vida de una manera trascendental como evitando que les maltratasen en el colegio o que los problemas familiares les sobrepasasen.

Si seguís leyendo esto supongo que es porque la saga del niño mago ha marcado vuestra vida de algún modo, como tantas otras. Aquí está la manera de la que marcó la mía. ADVERTENCIA: CONTIENE SPOILERS DE TODA LA SAGA DE HP.

MI CARTA A HARRY POTTER

Queridos Potterheads,

Esta no va a ser una carta al estilo de las leídas en el libro. No voy a escribirle nada a Harry, porque él no necesita leerlo: lleva tantos años en mi cabeza, que estoy segura de que me conoce mucho mejor incluso que yo misma. Y a Rowling sólo podría decirle lo mismo que tanta gente antes que yo ha dicho. Gracias. Por no rendirte, por seguir adelante y lograr hacernos llegar esta maravillosa historia que ha influido tanto en nuestras vidas.

No va a ser pues una carta. Va a ser, simplemente, mi historia.

La historia de María, una de esas niñas de todo el mundo que crecieron conociendo el nombre de Harry. La de Stiby, una de esas personas que siguió con Harry hasta el final.


Aunque también me encantan Severus Snape y Sirius Black, mi personaje favorito es sin duda Lord Voldemort, y supongo que debido a ello, si tuviese que elegir una casa, sería Slytherin. Puede que Pottermore eligiese algo distinto para mí, si le diese oportunidad, y en parte por eso aún no me he decidido a ponerme el Sombrero Seleccionador (aunque sé que si se lo pido, él tendrá en cuenta mis preferencias).

Conocí Harry Potter con 10 u 11 años. Los dos primeros libros -que eran los únicos que había publicados en aquél momento- me llegaron juntos por catálogo, o como me gusta pensarlo a mí, vía lechuza, desde el círculo de lectores.

Cuando empecé a leer, en seguida quedé cautivada por la magia de aquellas páginas. Yo entonces no lo sabía, pero aunque Harry llegó tarde para iniciarme en la lectura (siempre me ha gustado leer y por aquél entonces ya había viajado con Los Cinco, El pequeño vampiro, La historia interminable, El Hobbit y decenas de libros más), tuvo el privilegio de ser mi primer libro en muchos otros sentidos.

No recuerdo demasiado de los dos primeros libros, salvo que los leí con la edad de Harry. Este hecho se conservó también aunque por poco, en el tercer libro. De ese en cambio sí que recuerdo una cosa: fue una de mis "primeras veces".

Fue el primer libro por el que tuve que esperar.

Cuando yo acabé de leer La cámara secreta, en 1998, el prisionero seguía en Azkaban, o lo que para mi yo de 11 años era lo mismo: escrito en inglés. Completamente inaccesible.

Cuando al fin pude tener el libro en mis manos, la espera había merecido la pena, porque pude conocer a uno de mis personajes preferidos, Sirius, que sería el causante de otras dos de mis "primeras veces", la primera de ellas mucho menos traumática que la segunda y por lo que, en parte, le debo tanto a este personaje.

Pero me estoy adelantando.

Cuando terminé el tercer libro de la saga, faltaba más o menos un año para la salida del cuarto. Un año, fue una cantidad de tiempo imposible de soportar para mí, porque estaba convencida de que en el cuarto libro de la saga Sirius iría a rescatar a Harry de sus tíos, y la perspectiva de tanta felicidad, me abrumaba. Como aquella espera me parecía altamente injusta, tanto para mí, como para Harry, en determinado momento de aquél año de incertidumbre, decidí tomarme la justicia por mi mano y emprendí la tarea de escribir el rescate de Sirius.

Le llevé a Privet Drive con mis palabras, sobre un trozo de papel, y aquella fue la primera vez que escribí una historia de más de diez páginas. Aunque a día de hoy no la conservo (no recuerdo cómo la perdí), le debo a Rowling, a Sirius y a aquél año de espera, mi primera incursión "seria" en la escritura.

Cuando por fin tuve el Cáliz en mis manos, tenía tanta sed, que bebí de un trago el fuego de su interior, y con ello llegó otra de esas primeras veces que rodean para mí la saga. Fue el primer libro que me acabé en un sólo día.

El final de aquél año de Harry, me trajo otro de mis personajes preferidos. El mago más temido de todos los tiempos, el que no debía ser nombrado y aquél ante el que caí postrada cual mortífaga experimentada, en cuanto le vi aparecer por fin, emergiendo de aquél caldero.

El dragón, el huevo gritón, las branquialgas de Dobby, la angustia del laberinto,... Todo. Absolutamente todo lo vivido aquél día (que para Harry fue un año) mereció la pena para llegar a aquél «Más blanco que una calavera, con ojos de un rojo amoratado, y la nariz aplastada como una serpiente. Lord Voldemort había vuelto.»

Desde aquél momento, desde el primer instante en el que la primera maldición de aquella noche salió de sus labios, me tuvo a su completa merced. ¿Por qué? Ni siquiera yo misma puedo explicármelo. Pero apostaría a que parte del motivo de mi caída en el lado oscuro, es que Lord Voldemort fue en aquél cementerio, otra de mis primeras veces.

Era la primera vez que leía cómo torturaban a alguien. Y no era alguien cualquiera, era EL PROTAGONISTA del libro. Aquella crueldad, los gritos bajo los crucciatus, las lápidas destruidas por servir de escudo ante las maldiciones, dejaron, como la maldición mortal en la frente de Harry, una cicatriz en mí. Una que nunca se borraría, y que, muchos años después, yo seguiría acariciando con nostalgia.

La Orden del Fénix, mi libro favorito de la saga, con mención especial al prisionero, fue un completo viaje lleno de magia. Cada momento de aquél libro me fascinó. Aquél libro lo leí saboreándolo y fue en el que más me adentré. Quería saber más y más de la historia de aquél joven mago que estaba creciendo conmigo, saber más sobre el mundo mágico, así que me sumergí de lleno en la aventura: sufrí con la situación que vivió Harry ante las mentiras del Ministerio, me exasperé con la actitud de Albus, me adentré sin miedo en los recuerdos de Snape, aprovechando pequeños descuidos de las clases de occlumancia, me colé por primera vez en un pensadero, y conocí un poco, un poquito más a James Potter. Y a Lily Evans. Conocí también al primer y único personaje de la literatura al que he odiado con toda mi alma. Dolores Umbridge. Y en esto tiene mucho mérito Rowling, porque yo no soy de odiar a los personajes crueles. Yo soy de terminar fascinada ante ellos.

No quiero llegar al momento cúspide, a lo que realmente me marcó de este libro, lo que dejó huella imborrable en mí: la primera vez que la Orden del Fénix reservaba para mí. Obviamente, la muerte de Sirius. Yo, como Harry, ni siquiera podía creerlo. Tal vez porque fue una muerte extraña, incomprensible, y muy injusta e innecesaria. Tal vez porque fue la muerte de uno de mis personajes preferidos, o tal vez porque aquél cruel "yo maté a Sirius Black" que lanzó Bellatrix, destrozó mi corazón, partiéndolo en un trozo más cada vez que Harry rompía algo en el despacho de Albus. Tal vez porque fue la primera vez que leía la muerte de un personaje importante, uno al que yo amaba, en el que había puesto muchas esperanzas. Lloré. Lloré de verdad y durante horas y aún a día de hoy cuando pienso en ello, siento un nudo en el estómago.

Esperar para poder desvelar el misterio del príncipe fue una crueldad. Yo, como Harry, estaba hundida, pensando cómo podría sobrevivir a aquella muerte, pensando cómo afrontar lo que quedaba de la aventura cuando ya comenzaba a vislumbrar que la luz se había acabado, que desde aquél momento el futuro de Harry y con él el mío, sólo podía ir a peor.

El misterio del príncipe fue otra de mis primeras veces, como no podía ser menos. Porque, incapaz de soportar la espera y habiendo ya adquirido algunos conocimientos de inglés, me atreví a lanzarme en la aventura de convertirlo en el primer libro que leía en inglés por propia iniciativa. Fue maravilloso y aunque seguro que me perdí detalles, no cambiaría aquella decisión por nada, porque me demostró que podía lograr cualquier cosa que me propusiera, sólo con tener suficiente motivación. Adoré cada momento de aquél libro. Saber más sobre Lord Voldemort era algo que yo había necesitado fervientemente desde el final del Cáliz de Fuego, y en aquella nueva entrega Rowling por fin me entregó información. Con cuentagotas, pero ¡por fin! información.

El misterio que nos dejó Rowling escondido en aquél libro, yo lo desvelé antes de que ella misma lo escribiera. Fue su culpa, por volver a tardar siglos en hacernos llegar su séptimo escrito.

Incapaz de aceptar aquél sentimiento de estafa, porque estafada fue como me sentí al leer la forma en que murió Dumbledore, empecé a entrar en foros. A exponer teorías que desmontasen lo que a ojos de todo el mundo parecía obvio: que Snape era un Mortífago leal. Yo no pude aceptar aquello y, a riesgo de parecer prepotente, en el fondo supe que debía ser mentira. Un engaño. Aquella negación y aquellos foros, me dejaron algo que debo agradecerle a Harry. Algunos amigos con los que congenié de inmediato , que compartían mi pasión por la saga y con los que hilvané muchas teorías locas. Con algunos de ellos, a día de hoy, todavía sigo hablando. Sobre Harry, o sobre nosotros. Y me alegro mucho por ello.

El último libro también lo leí en inglés. Fue la primera vez y no la última, que saqué un libro de fiesta. Como todos los anteriores, lo compré el día del lanzamiento, pero no volví a casa hasta la madrugada, y cargué con él toda la noche. Lo empecé en el metro. Lo empecé con una amiga. Y ambas leímos juntas aquella dedicatoria y, creo que para ambas, o al menos para mí, fue la primera y única vez que he sentido que la dedicatoria de un libro estaba escrita expresamente para mí, para María, para Stiby, que había seguido con Harry hasta el final.

No quería terminarlo. Pero lo terminé. Y fue la primera vez en mi vida que sentí el impulso de arrancarle páginas a un libro. Me sentí estafada por aquél estúpido, feo, innecesario epílogo.

Así que, para mí, Harry Potter no tuvo ese final. Tuvo todos los demás. Todos los que yo, a día de hoy, sigo imaginando.

Y seguiré haciéndolo hasta el final.

¿Habéis leído este libro? ¿O los libros de Harry Potter? ¿Qué os han parecido? ¡Me interesa vuestra opinión!