Reseña (con Spoilers): Hielo Negro (Becca Fitzpatrick)

ESE LIBRO CUYA CONTRAPORTADA CONSIGUIÓ TIMARME: EXPECTATIVA 10 - REALIDAD 0

FICHA TÉCNICA

Título: Hielo negro.
Autora: Becca Fitzpatrick.(Traductora: Victoria Morera)
Editorial: B DE BLOK.
ISBN:978-84-16075-19-5.
Año de publicación: 2014.
Número de páginas: 350.
Género: Romántica, misterio, aventuras.
Resumen: Lo que comenzó como un reto y una divertida excursión a las montañas amenaza con convertirse en una terrible pesadilla. Britt está a punto de descubrir que sus peores miedos pueden hacerse realidad. Su profundo conocimiento de la región quizá sea su pasaporte para la salvación. Pero si pretende sobrevivir tendrá que embarcarse en la aventura más tenebrosa de su vida.
Un thriller trepidante que te mantendrá en vilo desde la primera a la última página.

Antes de comenzar con la reseña me gustaría agradecerle a @itsjudithodair el envío de este libro hace ya algunos meses (podéis verlo en el BookHaul del Verano de 2016), puesto que lo gané en un sorteo:

¡¡Por fin me ha llegado la última parte del sorteo!! MUCHÍSIMAS GRACIAS, ES PRECIOSO. 💞💞💞💞💞 pic.twitter.com/g0cssfsB5T

— Stiby (@Stiby2) 9 de agosto de 2016

OPINIÓN

Debo y necesito empezar esta reseña diciendo que el sentimiento que más veces ha despertado en mí este libro ha sido el de hastío e incredulidad. A pesar de que intuía que todo ese odio que estaba acumulando podía ser un comportamiento inducido por la autora, para que despreciase a algunos personajes, he sentido demasiado asco leyéndolo como para poder ser imparcial al juzgarlo. No me ha gustado leer este libro.

Hablemos primero del estilo, antes de entrar en materia y empezar a calentar el ambiente. La narración mezcla presente con pasado de forma un poco aleatoria, normalmente separándolo por capítulos. El estilo narrativo no es muy limpio, hay repeticiones de palabras y conceptos constantemente y la superpoblación de adjetivos y comas en el texto es irritante en muchos puntos. Este tweet de Atziber a raíz de unas cuantas fotografías que subí a twitter ilustra a la perfección mi parecer al respecto:

@Stiby2 bueno, se compró un cubo de comas al por mayor y las sembraron al voleo por el texto. pic.twitter.com/U042eujVAb

— Aitziber Conesa (@Duxiet) 29 de enero de 2017

He aquí un par entre miles de ejemplos de tal simiente de comas:

Un miedo helado corrió por mis venas, pero hice, exactamente, lo que nos había ordenado. Me levanté de la mesa y, totalmente aturdida, salí de la cocina.

Durante los últimos dos días, había desconfiado de la aparente preocupación que Jude sentía por mi bienestar, pero, en aquel momento, me pregunté, realmente, acerca de sus motivos.

En cuanto al argumento, seguramente hay algún término técnico para nombrar el hecho de que los elementos aparezcan ahí cuando los necesita la narración, sin necesidad de construir un ambiente para ello. Pero no tengo ganas de buscar ese término y prefiero ilustrarlo con ejemplos: una oportuna nevada y el coche de nuestras protagonistas queda incomunicado en menos de lo que se tarda decir quidditch, propiciando toda la trama. Un oportuno enfado post-noviazgo gracias al cual (al robar un inocente cargamento de CDs) nuestra protagonista acaba en posesión de un mapa detallado de la región en la que, horas después, será secuestrada. Unas anotaciones sobre ataques de osos que leyó y recuerda precisamente en el momento en el que está atacándole un oso. Todo correcto. Creo que se me entiende.

Para terminar con lo referente a la trama, diré que me siento un poco estafada por la forma en que me han vendido el libro, ya que no creo que el resumen refleje lo que realmente se encuentra en él. Además, había escuchado que este libro hablaba sobre el Síndrome de Estocolmo y perdonadme la vida, pero no es hablar del Síndrome de Estocolmo hacer que la protagonista se pregunte cuatro o cinco veces si lo estará o acabará sufriendo. Para empezar, normalmente la persona que padece el trastorno no se da cuenta de que lo padece sin ayuda o tiempo de por medio, y para seguir, el show dont tell brilla por su ausencia.

Paso ahora a hablar de un tema más peliagudo: el machismo que rebosa. Está por todas partes, llega a ser abrumador. Cada dos páginas hay algún comentario machista, ya sea en labios del exnovio o en los de la propia protagonista, que tiene un complejo de inferioridad con respecto a los hombres que roza lo patológico.

Dibujo de José Ibarrola

Tal vez el libro logra reflejar tan bien lo anulada que ella se siente, lo deshecha que está por dentro, que consigue hasta que tú misma sientas ese rechazo y ese odio. Tal vez es lo que pretende la autora y yo no lo he entendido, pero creo que si pretendía eso, debería haber dado un mensaje de reparación personal, más esperanzador y no largarnos ese final que pretende arreglarlo todo con el amor, hacerte ver que los malos pagan y que el daño es castigado. Que los llamados inocentes triunfan y acaban juntos y son felices. Esto me ha tocado especialmente las narices porque parece que todos los libros tengan que acabar con una pareja feliz dándose la mano y jurándose amor eterno. Por todas partes nos quieren vender que para ser feliz hay que tener pareja, que una persona sola no está completa, como si fuésemos mitades que necesitan unirse para conformar un todo. Esta idea se ve siempre en los libros de romántica juvenil, y entiendo que es tan fácil de evitar como no leer este género, pero no por ello tengo que dejar de criticarlo.

A la hora de hablar de los personajes siento que debo profundizar un poco en la mencionada inferioridad brutal que siente nuestra protagonista. Durante el inicio de la novela encontramos en Britt a una adolescente insegura de sí misma, que cotillea el diario de su mejor amiga para ver lo que escribe sobre ella, que necesita un hombre en su vida para que o bien la haga interesante, o bien se la arregle o salve.

Esto no es una percepción mía ni una exageración, la propia protagonista lo dice claramente en muchas ocasiones a lo largo del libro. He rescatado un par entre miles:

Yo choqué mi vaso contra el suyo y me sentí feliz de haberlo encontrado, porque antes creía que tendría que salvarme a mí misma, pero, finalmente, me había tropezado con un hombre mayor que yo, sexy y protector.
Estaba convencida de que ninguna de mis amigas regresaría de las vacaciones de primavera con una historia mejor que la mía.

Yo siempre había permitido que Calvin cuidara de mí. Cuando salíamos, aunque fuera con mi coche, siempre conducía él. Calvin pagaba nuestras cenas. Y, si llovía y yo me había olvidado la chaqueta, lo presionaba hasta que me dejaba la suya. Yo quería que me adorara, que me protegiera e hiciera lo imposible por mí. Si no lo hacía, yo me hacía la inútil para obligarlo a prestarme atención.

Junto a Britt se nos presenta a un exnovio de dar de comer aparte, que además es el hermano de su mejor amiga (la del diario): Calvin, el tío insoportable del que según parece nuestra protagonista no quiere seguir enamorada (o sí, dependiendo del momento de la novela en que nos encontremos). El tal Calvin es un espécimen de mucho cuidado que suelta canelita machista en rama cada vez que abre la boca. Para muestra un botón (por favor, ignoren la simiente en forma de comas esparcidas por el campo):

—Te pareces a mi padre. Siempre me está diciendo lo que tengo que hacer. Tú bésame y olvídate de todo lo demás. En eso sí que eres buena.

—¡Sólo eran chicas, Britt! ¡Y me habían superado! ¿Cómo podía vivir con eso?

—Korbie no es tan sumisa ni desvalida como tú. Te has movido por la vida convencida de que tu padre, Ian, yo y, seguramente, muchos otros tíos que desconozco, te salvarían. No sabes hacer nada por ti misma y lo sabes.

A medida que avanzamos nos damos cuenta de que esta idea se repite una y otra vez. Calvin lleva anulándola así desde el inicio de su relación y sin embargo durante la segunda mitad del libro ella es una chica lanzada, valiente, resolutiva, que confía en sí misma y cuyos actos no se corresponden con sus pensamientos (en realidad se salva a sí misma -y a otros- varias veces a lo largo de la novela). Por esto sobre todo pienso que el personaje de Britt no es coherente. Cambia radicalmente al volver una página sin explicación ni construcción o base argumental alguna.

Para terminar con el tema del machismo presente en el libro, me gustaría hacer un llamamiento a los autores para que dejen de considerar la virginidad femenina como algo a sacar a colación en cualquier situación o momento. O a lo mejor en este caso no fue en cualquier situación o momento, sino en la que la autora consideró que más me sacaría de mis casillas: el amantísimo exnovio de nuestra protagonista le hace cinco preguntas cuando consigue reunirse con él después de escapar de sus secuestradores y sólo dos de dichas preguntas tienen remotamente que ver con Britt en sí (ninguna con su estado de salud). La segunda de ellas es (redoble de tambores): ¿es tu primera vez? (sí, se refiere a si es la primera vez que va a practicar sexo). Sobran las palabras, señoría.

A favor de la novela en este sentido y para concluir con este tema y con la reseña diré que, al menos, no se ha presentado durante la trama una situación de esas en las que pudiendo aparecer cualquier tipo de violencia y siendo la receptora de ésta una mujer, la trama se decante por una violación en lugar de otro ataque físico como sería habitual en el caso en que el receptor de la violencia fuera un hombre.

Para terminar con la reseña me gustaría añadir que curiosamente este libro aprueba el Test de Bechdel. Como ya mencioné en la reseña de Los juegos del hambre, conocí el mencionado test a través del blog Divagaciones de una Poulain y sirve para evaluar la brecha de género en las películas y novelas. Consiste en evaluar si la obra en cuestión cumple estos tres requisitos:

Aparecen al menos dos personajes femeninos.

Dichos personajes se hablan la una a la otra en algún momento.

Dicha conversación no trata sobre un hombre (no limitado a relaciones románticas, por ejemplo dos hermanas hablando de su padre no pasa el test).

Parecen unas condiciones muy amplias y fáciles de cumplir, pero desde que conocí el test me he dado cuenta de que no era tan fácil como parecía. Me gustaría matizar que el test no es infalible: un libro puede cumplir los requisitos y ser absolutamente machista (como este que nos ocupa). O no cumplirlos y realmente promover actitudes de igualdad de género. Es simplemente un indicador.

Y sí, el libro de Hielo negro lo aprueba ya que Britt (una chica) y Korbie (su mejor amiga) aparecen en la novela (condición uno superada) y hablan entre ellas todo el rato (condición dos superada), por ejemplo sobre el estado de la camioneta y de las carreteras, o de si se quedarán atrapadas con la nieve, temas que, la última vez que lo comprobé, no tenían nada que ver con un hombre (condición tres superada).

Para concluir, diré que a pesar de que el libro al final intenta mejorar o justificar de algún modo todo el contenido machista de la novela con esa especie de felices para siempre y un Plott Twist que empecé a olerme antes de llegar a la mitad del libro, y a pesar de que Britt no justifica el comportamiento machista de Calvin en muchos momentos (en otros tampoco es que alce la voz o actúe), me ha producido una sensación muy fea durante toda su lectura y no he podido disfrutarlo nada. Además, no creo que esté bien escrito (está mal escrito, para mi gusto) y el argumento no es muy elaborado en muchos aspectos, así que sintiéndolo mucho (mentira, estaba deseando hacer por una vez en la vida una reseña en modo hatter en el blog) debo darle 1/5 estrellas.

¿Habéis leído este libro? ¿Qué os ha parecido? ¡Me interesa vuestra opinión!