Relato: #52RetosLiterUp #7 - JN-1

Fue consciente de su cuerpo. No se preguntó qué había antes, quién era, o donde estaba. Si lo hubiese hecho, no habría podido recordarlo, pero no estaba en su naturaleza hacerse ese tipo de preguntas, sino analizar el presente. Y se dispuso a hacerlo. Se limitó a dirigirse hacia alguna parte, observando su entorno. No lo reconocía, a pesar de que llevaba instalada allí prácticamente un mes. Cosa que, por supuesto, tampoco recordaba.

Tras bajar las escaleras, entró en una habitación muy iluminada y la inspeccionó objetivamente desde todos los ángulos. El techo era bajo, de él colgaba una lámpara barata. Había una pequeña encimera separando dos ambientes. Uno con objetos metálicos, electrodomésticos y una fuente de agua, que catalogó como una cocina, otro con dos sofás de tres plazas y una mesa baja, además de varios taburetes dispuestos cerca de la encimera divisoria.

Sobre el sofá había un ser vivo. Lo reconoció como una persona. Era una mujer de mediana edad, pelo largo y oscuro, con franjas rojizas. Gafas, un moño descuidado. Vestía ropa ancha, y zapatillas con forma de animal. Conejo, reconoció. Estaban llenas de pelo, pero un análisis superficial le reveló que era sintético, el conejo no tenía vida. Se acercó a aquella persona y apreció que anotaba concentrada en una libreta de anillas finas y hojas pautadas con cuadros. Lo hacía con un lápiz largo, con una pequeña e intacta goma rosada sobre su extremo.

–¿Qué escribes? –preguntó, mientras se acercaba a la mesa de cristal, haciendo caso al impulso que le incitaba a relacionarse con los humanos a través del habla.

La mujer alzó la mirada y le sonrió, incorporándose en su incómoda postura sobre el sofá. Le hizo un gesto instándola a sentarse a su lado.

–Hola Jane. Siéntate. Son notas, sobre mi trabajo. Soy científica.

Se sentó, pues la petición no entraba en conflicto con la integridad física de otro ser humano, ni de ella misma.

–¿Jane? ¿Te refieres a mí? –cuestionó. El gesto en su rostro pretendía expresar extrañeza. No fue muy logrado.

–Sí –aseguró la mujer–. Así te llamas.

–Me llamo JN-1, pero puedes llamarme como quieras –aseguró Jane, cuyo nombre era lo único que tenía grabado en su diminuta memoria persistente. Todos los demás datos que el prototipo JN-1 podía percibir, deducir o analizar, se borraban al desconectarla.

JN-1 ojeó las anotaciones, con letra casi ilegible, nada que ver con las elegantes tipografías que ella conocía. Se sorprendió por aquellas formas descuidadas. Ni siquiera todas las letras tenían el mismo tamaño. Aún así pudo descifrar su significado.

–«Primera fase –leyó en voz alta–: completada. JN-1 reconoce activamente personas, objetos, textos. Procesa la información recibida y emite respuestas tanto analíticas como instintivas.» ¿Primera fase de qué?

–La primera fase de análisis y pruebas, la hemos superado. Así que estás lista para la segunda.

–¿Y en qué consiste la segunda?

La científica la miró, casi como si fuese su hija:

–Tenemos que hacer que puedas recordar.

–Ya recuerdo. Recuerdo que hay 12 escalones para acceder al piso de arriba, que la cocina está a un metro en dirección Norte. Que me llamo Jane.

–Eso lo recuerdas porque lo has vivido hoy. Pero no recuerdas la playa ¿verdad?

–Sé lo que es una playa, pero nunca he estado en una.

–Sí has estado, hace dos días, pero no lo recuerdas porque has sido apagada entre aquél momento y el momento presente.

–Oh. Entonces, bastaría con no apagarme –sugirió JN-1.

–Esa solución no nos conviene. Hay momentos en los que deberás estar apagada. Por ejemplo, cuando tu mecanismo deba sufrir modificaciones o arreglos en las fases de pruebas. Y cuando ya estés testeada y a la venta, deberás ser desconectada, al menos, para viajar en avión. La ley no permite viajar en transportes aéreos con elementos robotizados encendidos.

–¿Y qué solución propones?

–Hay que incluir una memoria en tu organismo, y para ello mis compañeros y yo hemos estado evaluando el tipo de datos que tendrás que almacenar, para elegir varios métodos de ordenación que te permitan acceder después a la información de forma rápida y precisa.

–¿Y ya habéis elegido uno de ellos?

La joven se mordió el labio, escondiendo una sonrisa.

–No nos hace falta elegir. Probaremos cada uno en un prototipo JN-1 diferente.

–¿Yo incluída?

–Claro. El tuyo utilizará un algoritmo de bases de datos indexadas de antemano. Tendrás que incluir un código único que identifique cada recuerdo y con el cual irás después a buscarlo.

–¿Funcionará?

–Mañana lo sabremos –susurró la mujer, conteniendo una sonrisa emocionada–. Si después de ser desconectada eres capaz de recuperar esta conversación y otros sucesos del día de tu recientemente instaurado disco duro interno, significará que vamos por buen camino.

FIN

Este relato está enmarcado en el Reto de escritura de #52RetosLiterUp. Desde hace tiempo quería tirar un poco más hacia la ciencia ficción, y este es el primer intento. Espero que haya más relatos de esta rama, a pesar de que actualmente casi no he leído novelas o relatos de género, pero estoy buscando solucionar esto tanto en mis escritos como en mis lecturas. Espero haber hecho algo decente.

#7 Da voz a los recuerdos y ofrece una solución en forma de historia para un personaje que pierde la memoria cada día.

¿Qué os ha parecido el relato? Espero que hayáis pasado un buen rato leyéndolo. ¡Pronto más relatos dentro de este interesante reto! Mientras tanto, es vuestro turno de opinar en los comentarios. ¡Muchas gracias por leer!