—Te toca a ti —murmuró una mujer en la oscuridad, cuando el llanto infantil llenó cada rincón de la habitación.
—¡¡Socorro!! ¡¡HAY UN MOSTRUOOOO!! ¡¡DEBAJO DE MI CAMAAAAAA!!
—Hmngf —gruñó, desperezándose, el padre de la llorosa criatura—. Esto es culpa de tu madre, por leerle todos esos cuentos de fantasías y llenarle la cabeza de pájaros.
—Cariño, tiene cuatro años.
—Sí, sí, y la cabeza llena de tonterías —rezongó, medio dormido, mientras se levantaba por su lado de la cama y buscaba a tientas las zapatillas, preparando el discurso tantas veces recitado de camino a la habitación contigua.
—¡Papiiiii! —Le recibió su hija, una niña de largos rizos rubios, mejillas sonrojadas y mocos escurriendo por la nariz. Le miraba arrugando unos labios fruncidos y mojados por las lágrimas, con los ojos abiertos por el miedo y anegados por la llantina.
—Peque, los monstruos no existen —le dijo con media sonrisa, mientras se sentaba sobre la cama y le revolvía el pelo, antes de secarle las lágrimas y los mocos con un pañuelo—. Y si existiesen, no vivirían debajo de tu cama, ¿no ves que es un espacio demasiado pequeñito?
Gemma le miró con el ceño fruncido. Claramente, no confiaba en su criterio para decidir qué era pequeño y qué era grande. A ella le parecía espacio más que suficiente para un dragón, una serpiente voladora, un ornitorrinco e incluso el comepiedras volador. ¡¡Además ahora bajo su cama había un monstruo nuevo!! ¡Y ella tenía mucho miedo porque todavía no sabía lo que comía! ¡¡¿¿Y SI QUERÍA COMER NIÑA, QUÉ??!!
—Hay un mostruo papi está dormido ahora porque hace ruido al respirar pero cuando se despierte puede comerme mira escucha y verás que no digo una mentira —aseguró Gemma, con la voz tomada por el llanto, de corrido y casi sin respirar. Después soltó un lloriqueo y asintió vehementemente para dar más fuerza a sus palabras.
Su padre se quedó un rato en silencio.
—No oigo nada, Gemma —suspiró, moviendo el cuello hacia los lados, lo tenía entumecido—. ¡A lo mejor ya se ha ido! —Le guiñó un ojo—. ¿Quieres que mire? ¿Te quedarás más tranquila para volver a dormir?
La niña asintió en silencio, con la cabeza, secándose las lágrimas con la mano. Él se agachó y metió medio cuerpo bajo la cama. En la oscuridad del cuarto, lo cierto es que no pudo ver nada, pero le prometió a su hija que todos los monstruos se habían ido y que allí sólo quedaban sus zapatillas de conejos orejones. Le dio un abrazo y le alcanzó su peluche, que había caído al suelo durante la noche.
Cuando salió de la habitación de la pequeña se aseguró de dejar la puerta abierta y la luz del pasillo encendida.
Gemma se quedó muy quieta en cuanto su padre se fue. Escuchó. Escuchó de nuevo. ¡Ahí estaba! Era una respiración muy fuerte, sonaba tanto que estaba segura de que el monstruo bajo su cama debía estar constipado. De repente, estuvo segura de ello y se apiadó un poco de él. Ella estaba en la cama, calentita, con el radiador encendido al lado y con su peluche Achuchón en las manos. Sus papás estaban en la habitación de al lado y la ayudarían si se ponía malita pero… ¿y el monstruo?, ¿dónde estaban sus padres? A lo mejor se sentía muy solo.
Armándose de valor dejó los pies colgando por un lado de la cama. Sintió un escalofrío pensando que a lo mejor el monstruo sacaba una mano peluda o una boca de dientes afilados de debajo de la cama y le arrancaba un pie o le hacía un arañazo enorme. Pero no pasó nada y se atrevió a saltar al suelo.
En cuclillas, se agachó para mirar como su padre, aún con Achuchón en la mano.
—Hola —susurró—. ¿Tienes frío? —Preguntó al monstruo, mientras parpadeaba muy rápido para poder ver.
Una voz titubeante le dijo: « N-no ». Y cuando Gemma pensó que ya no iba a añadir nada más, de repente soltó un tímido « tengo hambre ».
Gemma salió corriendo de la habitación; iba a saltar a la cama grande para acurrucarse entre sus padres. Pero entonces se le ocurrió pensar que a lo mejor podía haberle preguntado al monstruo que qué quería comer. A lo mejor tenían en la cocina. Además, pensó, en la cocina de papá y mamá siempre había cosas ricas. Otras no tanto, como el brócoli. ¡Qué asco el brócoli! Eso no se lo ofrecería al monstruo porque seguro que si lo hacía se la comería antes a ella, que según la abuelita Ramona ella estaba muy, muy, requeterrica.
Entró despacio en su habitación y se agachó junto a la cama de nuevo.
—¿Qué te gusta comer? —preguntó en un susurro, hacia la negrura. El monstruo permaneció en silencio. Cuando ya pensaba que se habría ido, escuchó su respuesta. Y una vez pasado el momento inicial de miedo, tras soltar el aire que había retenido a la espera de que el monstruo dijese que quería comerla a ella, sonrió un poquito.
Bueno, quería comerla a ella en cierta manera, pero a Gemma no le importaba compartir un poco de su preciosa melena con el monstruo, ya que había sido tan simpático.
Así que bajó corriendo a la cocina y cogió las tijeras de donde había visto a papá y a mamá guardarlas. Subió después muy despacio porque mamá siempre decía que no había que correr con las tijeras en la mano.
Cuando llegó a la habitación el monstruo estaba asomando su cabeza y sonreía, sólo un poquito.
Gemma se cortó un mechón de sus rizos rubios y se lo tendió al monstruo como si fuese un perrillo amaestrado. El monstruo alargó el cuello mucho y dejó toda su mano chuperreteada, sin nada de pelos. « Gracias » dijo de pronto, « ¿tienes más? ». Y Gemma pensó que si hacía feliz al monstruo y evitaba que se la comiese por la noche, ¡qué más daba quedarse sin rizos! Total, ella casi no podía vérselos y de todos modos a la abuelita le gustaban muchas más cosas de ella también, como los dientes que le habían salido, o jugar a las cosquillas.
Este relato está enmarcado en el Reto de escritura de #OrigiReto2018 para el objetivo: 22. Relata una situación en la que alguien se vea obligado a cortarse el pelo por un motivo fuera de lo corriente.
Bonito relato. Me gusta especialmente lo bien que retratas la manera de hablar y de comportarse de la niña, cosa que a mí me cuesta horrores. Da la sensación de ser el típico relato con giro hacia el terror, pero finalmente es algo mucho más entrañable.
ResponderEliminarSaludos!
Muy buenas José Luis. Me alegra que te pareciese bonito y que la niña esté bien reflejada, la verdad es que me encanta escribir desde el punto de vista de los niños, me parece súper tierno y divertido, además de que es un ejercicio interesante el no hacerlos demasiado adultos pero tampoco ridículos.
EliminarQuería haber hecho un relato para el objetivo de terror con este objetivo o el de Agosto II del monstruo, pero la verdad es que me enamoré de Gemma y no quise hacerla sufrir :D
Muchas gracias por leer y comentar!
Buenas tardes
ResponderEliminarAcabo de leerlo y aprovecho para comentar, que si no se me pasa luego.
Me ha parecido muy original. Al principio parece previsible: la niña que se queja de que hay un monstruo, los padres que no la creen... Pero el giro del final (que no desvelo por eso de los "spoilers") me ha gustado mucho.
Un saludo.
Juan.
¡Muy buenas Juan! Genial que aproveches así yo tan feliz :D
EliminarMe alegra que te haya parecido original, lo cierto es que como le comentaba a José Luis arriba, la idea era hacerlo de terror para rellenar una de las casillas del objetivo anual (me faltan dos), pero al final me apiadé de la niña y resultó menos terrorífico de lo que pretendía. Era difícil porque lo del pelo fue la idea inicial del relato así que tenía que ser menos dramático de lo que pareciese, así que pensé... lo hago en Agosto II... pero (spoiler) tampoco lo conseguí jajaja.
Gracias por tu comentario me alegra que te haya gustado mucho el giro del final :D
Saludos!
He tenido que parar de leer porque me ha hecho demasiada gracia esta parte:
ResponderEliminar"Gemma le miró con el ceño fruncido. Claramente, no confiaba en su criterio para decidir qué era pequeño y qué era grande. A ella le parecía espacio más que suficiente para un dragón, una serpiente voladora, un ornitorrinco e incluso el comepiedras volador. ¡¡Además ahora bajo su cama había un monstruo nuevo!! ¡Y ella tenía mucho miedo porque todavía no sabía lo que comía! ¡¡¿¿Y SI QUERÍA COMER NIÑA, QUÉ??!!". xDDD.
Y lo del brócoli también me dejó ko ♥. La niña me parece maravillosa.
He de decir que al final, con la niña cortándose el pelo, me ha dado un escalofrío. El relato termina con ambos ahí, él alimentándose de su cabello, y ella cortándose el pelo. ¿Y si luego quería que se cortara otra cosa? (soy igual que la niña).
Lo dicho, me ha gustado mucho el relato ^___^.
¡Un abrazo!
Mira, no sabes la ilusión que me hizo tu comentario <3 Me dejaste enamorada.
EliminarMe alegra mucho que te hiciese gracia tanto ese párrafo como lo del brócoli, ya que quería quitar un poco de tensión para ir dirigiéndome al final del relato, que obviamente es menos dramático de lo que pareciese por el tema del monstruo al inicio jaja.
Me gusta muchísimo escribir relatos sobre niños (tengo algún otro por ahí) y creo que se nota porque sus voces me parecen adorables :D
Lo cierto es que el final no lo había visto de forma dramática, es más, para mí era casi cómico, por lo que te digo de quitar tensión de lo que podría haber sido, pero ahora que lo miro desde este punto de vista... ¡¡¿¿Y SI EL MONSTRUO SE QUEDA CON HAMBRE, QUÉ??!! jajajaja (yo también soy igual que la niña).
A mi también me ha gustado mucho tu comentario, muchísimas gracias, me alegra que te gustase.
Un abrazo!!
Me ha parecido un relato estupendo. Al principio me ha parecido tipo un cuento, en el que al final fuera a haber un desenlace en plan que se le pasara el miedo a los monstruos, pero el final ha sido inesperado. Un abrazo!
ResponderEliminar¡Hola Pilar! Qué alegría verte por aquí. Me alegra mucho que te gustase el relato, la idea era precisamente esa, ir quitando dramatismo a la escena típica de un cuento de terror para niños con las bromas y demás, para acabar con una escena que desmontase del todo el dramatismo jejeje.
EliminarMe alegra que te pareciese un final inesperado :D ¡Gracias por comentar y un abrazo!
¡Boicot al brócoli, ya!
ResponderEliminarNo creo que este relato se parezca al mío, mis monstruos sí que se habrían comido a la niña xD. Este era más cuqui, aunque me pregunto qué comerá en el futuro, jum.
La verdad, yo también pensé algo parecido para este objetivo, pero iba más en camino de El bestiario de Axlin y lo rechacé xD.
¡Hasta luego!
Es horrible el brócoli jajaja, tengo una amiga dibujante cuya marca es broco, y usa de logo un brócoli dibujado con ella, me hace mucha gracia.
EliminarBueno al caso, la verdad es que mi relato es mucho más amable que el tuyo. La idea era hacerlo de terror pero con el objetivo que era pues fue difícil no tirar hacia la ternura. No he leído el bestiario de Axlin, ¿en qué sentido te refieres? ¿Por qué lo rechazaste?
Gracias por comentar, preciosa. Un abrazo.
Ay, me parece precioso y muy muy tierno. Soy muy fan de la niña y de la lógica que tiene (muy propia de su edad, supongo!) Gracias por el buen ratito que me has dado al leerlo.
ResponderEliminar¡Hola guapa! Muchísimas gracias por comentar :D Me alegra que te pareciese tierno, me gusta mucho hacer relatos ternurita con niños de protagonistas.
EliminarLa niña también se ha metido en mi corazoncito, pobre, con lo asustada que estaba :D Pero al final mira, hizo un amigo jaja.
Gracias a ti por leerlo y comentar. Me alegra mucho que disfrutéis de lo que escribo.
Un abrazo!
Hola Stiby!
ResponderEliminarOh por dios que me ha encantado el relato. Adoro las niñas que te entran ganas de espachurrarlas en un mega abrazos. Aunque los niños así no sé yo si existen eh XD...normalmente son más bien revoltosos. Pero en serio me ha parecido mega, ultra, hiper dulce la niña.
Ahora tengo dos cosas que me medio descuadran.
1) la niña se ha limpiado la nariz mil doscientas veces...cuando el padre se supone que ya le había sonado...
2) Lo de cortarse el pelo para que el monstruo se lo comiera no sé si al final me ha resultado interesante o raro....o no sé me descuadraba un poco pero bueno es que sin eso no tendría el relato sentido.
Me ha parecido mega dulce....muy bien stiby eres una makina.
Besis.
¡Hola guapa!
EliminarMe alegra mucho que te haya gustado, a mí también me encantan las niñas de los cuentos infantiles, que son adorables y achuchables y me encanta en general escribir sobre niños así que creo que debería hacerlo más, porque llevaba sin hacerlo desde el relato de Dos monedas de plata (2016) y Comodo mi dragón invisible (2017) o por ahí.
Sobre las cosas que me comentas, quité uno de los momentos en que se sorbe la nariz, la idea era reflejar que seguía lloriqueando, no que tuviese realmente mocos, sabes, típico sollozo por la nariz, así que lo he expresado más directamente con "soltó un lloriqueo" jeje.
Lo de cortarse el pelo, obviamente era el objetivo del relato y fue la idea que surgió primero, en plan que fuese una niña para evitar que el monstruo bajo su cama se la comiese, pero al final quedó mucho más tierno de lo que había pretendido con la idea jeje. Es natural que te descuadre, porque es una escena rarísima y creo que inesperada :D
Me alegra que te gustase y te pareciese dulce. Muchísimas gracias por comentar, hermosa.
Le debió comer las uñas ....la de los pies XDDD.
EliminarPues si deberías escribir más de niños....y niños medio pirados plis!.
Besis.
¡Te tomo la palabra! A ver si sale algo :D
EliminarBuen relato. Mantienes la tensión en todo momento y al leer el final es imposible reprimir la sonrisa. Respecto al monstruo... si hubiera sido yo me hubiera muerto de asco con las babas. No puedo con ellas ^^u jajaja
ResponderEliminarMuy buenas, Vanessa.
EliminarGracias por comentar, me alegra que te gustase el relato y que se mantuviese la tensión a pesar de que claramente estaba enfocado para producir al final más ternura que otra cosa.
Ugh a mí también me dan mucho asco las babas, pero los niños son menos tiquismiquis con eso, creo, muchas veces les ves jugar con perros y les da igual que les esté chuperreteando jeje
Un abrazo!
¡Hola!
ResponderEliminarMe ha parecido una historia de lo más tierna. Me ha gustado el hecho de que la niña pueda ver y escuchar al monstruo y el padre no, es como si la niña representase la idea de creer para ver y el padre la de ver para creer. Además, la protagonista es tan valiente y cariñosa que deja de lado todos sus miedos por compasión. Eso sí, no me quiero ni imaginar la que se armará cuando sus padres la vean con el pelo corto y ella les diga el motivo XD.
Un beso :)
¡Muy buenas!
EliminarMuchas gracias por el comentario :D Me alegra que te resultase tierna, ya que creo que lo es. Me he enamorado de Gemma.
La idea fue precisamente esa que explicas, que por cierto la has descrito maravillosamente: la niña está segura de que existe un monstruo y eso hace que el monstruo exista y, de hecho, existe tal y como ella lo imagina (esto se ve más claro en el segundo relato del mes, continuación de este y que subí ayer al blog).
La protagonista es verdaderamente adorable, me gustó mucho escribir el gesto de dar de comer al monstruo porque me hizo amarla muy fuerte.
No había pensado en el momento de la mañana siguiente ¡pobre Gemma! Seguro que se lleva una reprimenda jajaja, me imagino la escena, en plan, "jope, mami, es que el mostruo tenía hambre!".
Un beso también para ti!!
Pos ma'gustao xD La niña es un amor. Eso sí, yo el final sí que me lo vi venir...Deformación de pelis de los 80, me recordó a una peli que vi de pequeña que iba de monstruos debajo de la cama tope tétricos pero super majos de la muerte.
ResponderEliminarPero lo dicho me ha gustado mucho, y el disgusto de la abuela va a ser épico xDDD (por no decir a bronca que se va a llevar por parte paterna)
¡A por el siguiente!
¡Hola guapa! Me alegra mucho que te haya gustado, la verdad es que estaba de ese mood de escribir niños adorables, pero creo que ya se me está pasando.
EliminarSupongo que al escribir todo pensando en el final puede dar lugar a que se vea venir, sobre todo porque es un plot twist muy utilizado, pero bueno, aún así dices que te ha gustado así que me alegra mucho. (A la abuela y los padres, efectivamente, no le va a alegrar tanto).
¡Yo también voy a por el siguiente (comentario)! Gracias por dejarlos :D
¡Hola Stiby! Vaya, creo que es un relato estupendo. Al principio creía que ibas a tirar más hacia el terror, porque te puedes imaginar muchas escenas terribles con ese comienzo, sobre todo cuando el padre se asoma debajo de la cama sin ver nada... Inquietante... Pero creo que has hecho muy bien dándole ese toque de inocencia con la niña, y explicándolo desde su perspectiva ingenua y sin prejuicios. me parece estupendo cuando ella decide simplemente cortarse todos los rizos para darle de comer, en plan "si a mí no me sirven de nada". Menudo estropicio xD.
ResponderEliminarGenial relato y estoy deseando leer el siguiente a ver por donde los has enlazado :P
.KATTY.
@Musajue
¡Hola guapa! Me alegra mucho que te gustase. Incluso yo pensaba al principio que iría más hacia el terror, pero al final me pudo la ternurita. ¿Qué le vamos a hacer? Sigue quedándome un objetivo de terror por culpa de este relato xD
EliminarMe alegra que quedase bien el "giro inesperado" sin presencia de terror, con la peque dando más protagonismo a la inocencia. Me alegra mucho que te gustase, gracias por comentar, preciosa, voy a por tu otro comentario. Un besazo.
¡Holi!
ResponderEliminarLlego un año tarde, pero... ¡me encanta! Qué gran relato. Magnífico y espectacular. Voy corriendo a leer la segunda parte pero jo, qué bien se te da escribir sobre peques. Top. (Pero yo mi pelo no me lo cortaba por ningún monstruo, jajajajaa).
Un besazo
¡Hola!
EliminarNunca es tarde (si la dicha es buena) que se dice, así que gracias por comentar relatos del año pasado, hace mucha ilusión. Me alegra que te gustase, creo que se nota que me gusta mucho escribir sobre niños e.e
Yo me corté el pelo a lo chico porque me hicieron muchos trasquilones en la pelu una vez, así que yo me corto el pelo por razones random, creo que sí me lo cortaría por el monstruo.
Ya te comenté que quería hacer un ebook con todos mis relatos de niños, a ver si encuentro el ánimo y lo hago algún día, porque me gustan mucho, sip.
Un abrazote!