Relato: #OrigiReto2018 - 05/05/5080. 12:00 (Septiembre 1)

05/05/5080. 10:00. 25º. 55% HRA*. Soleado.

Recibí una actualización interna y al ponerla en marcha en mi sistema comprendí que acababa de serme adjudicado el puesto de controlador. Consulté de inmediato la base de datos del ordenador central tal y como estipulaba el código en estos casos.



Consulta a la base número: 05/05/5080-17.

Objetivo identificado: IK17-104587Q.
Datos sobre el objetivo:

-Último domicilio conocido: calle 23, distrito 57, sector 8.
-Género humano adjudicado al nacer: Femenino.
-Nombre adjudicado al nacer: Irina Izovala.
-Edad: 35 años solares terrestres.

Objetivo identificado: PS68-874560W.
Datos sobre el objetivo:

-Último domicilio conocido: calle 23, distrito 57, sector 8.
-Género humano adjudicado al nacer: Femenino.
-Nombre adjudicado al nacer: Yaiza Obomvu.
-Edad: 29 años solares terrestres.



Transmití la orden de búsqueda de los objetivos señalados a todas las unidades. Recibí dos respuestas positivas a los pocos segundos. Actualicé los datos antes de dirigirme hacia allí.

-Paradero actual del objetivo 1: hangar central número 1.

-Paradero actual del objetivo 2: hangar central número 1.



05/05/5080. 10:05. 25º. 55% HRA*. Soleado.

Las dos mujeres no intentaron escapar de la sala de control donde habían sido descubiertas. Cuando fueron apresadas se miraban únicamente entre ellas; como si no existiese el resto del mundo.

Irina y Yaiza hacía días que se sabían condenadas. Sin juicio ni sentencia; sin siquiera acusación o abogados defensores; la hora de su muerte ya estaba escrita en la historia. Las dos jóvenes se despidieron del mundo y entre ellas con un beso en los labios, mientras cuatro regueros de lágrimas que allí nadie comprendió bajaban por sus acaloradas mejillas.

Cualquier ejemplar humano habría notado la extraña mueca a camino entre una sonrisa triste y un guiño juguetón de triunfo que la más rechoncha dirigió a su compañera mientras ambas eran separadas y cargadas a las espaldas de dos de los nuestros. Pero nosotros no habíamos sido preparados para interpretar aquél tipo de gestos.



05/05/5080. 10:45. 22º. 57% HRA*. Parcialmente nuboso.

Se trataba del tercer acto de ejecución pública en lo que iba de mes, pero era el primero al que yo asistiría como controlador. Tal vez en otra época el ocupante de mi puesto habría estado nervioso antes de un acto tan relevante, pero los tiempos cambian y todo evoluciona. Las emociones no vienen de serie en nosotros; así que no importaba demasiado. Simplemente se trataba de un trabajo. Había unos pasos que seguir, un objetivo que cumplir, y eso era todo.

Las condenadas llegaron al estrado de ejecuciones en un deslizador aéreo auto tripulado. Llevaban esposas que ataban sus brazos a la espalda y analicé que aquella precaución era inútil e innecesaria, un simple método para deshumanizar a los pocos seres humanos que todavía quedaban en La Tierra. Portaban unos ropajes negros que hacían resaltar sus pálidas pieles. La melena rubia plateada de una de ellas escurría por sus hombros como lágrimas de un robot averiado. Ellas ya no lloraban, tampoco se miraban. Miraban al suelo. Mientras dos de mis compañeros autorizados las dirigían al estrado, yo también dirigí mi atención al suelo. No detecté nada especial. Volví a mi posición inicial.



05/05/5080. 11:00. 21º. 58% HRA*. Nublado.

Nadie contuvo el aliento mientras las dos condenadas eran colocadas en fila. Nadie se enjugó las lágrimas. Los pocos paseantes presentes eran de los nuestros, y se limitaron a detenerse y quedarse en silencio, analizando la escena. Ellas pidieron darse la mano. No se les concedió.

Un susurrado «te quiero» fue la despedida que dedicaron al mundo. Una de ellas, la llamada Irina (IK17-104587Q), lo repitió tres veces.

Era tan fácil matar a un Ser Humano, que aquellas ejecuciones eran en esencia aburridas. Pero era mi primera vez y debía estar atento. Di la orden de comienzo mediante la comunicación acordada: una clara y larga señal emitida a los -100 kHz habituales.

El proceso se puso en movimiento cuando uno de los operarios me proporcionó la jeringuilla homologada. Con paso mecánico fui yo mismo quien la introdujo en cada uno de sus cuellos. Directamente en la yugular. Calculé que el veneno viajaría por sus venas a una velocidad suficiente como para infectar todos sus órganos vitales en menos de un minuto.

A los dos minutos y medio ya estaban muertas. Los operarios que hasta entonces las habían sostenido, dejaron caer sus cuerpos al suelo. Yo me aparté un paso hacia atrás y observé sus cadáveres sin ningún sentimiento.

11:03. 21º. 58% de humedad relativa del aire. Nublado. Todo había ido según lo planeado. Mi primera ejecución pública acababa de transcurrir sin incidentes. Volví a guardar la jeringuilla en su caja. El operario la cerró con llave.



05/05/5080. 11:10. 21º. 60% HRA*. Nublado.

Envié una orden de actualización a la base de datos con las dos bajas producidas en las filas enemigas mediante la ejecución 05/05/5080-17. Caso cerrado.

Analicé entonces la cantidad de expedientes restantes.

Número de supervivientes: 1.257.023 unidades.
Edad mínima de los supervivientes: 61 años terrestres.
Ejemplares aptos para la procreación humana: 0.
Cálculo de la probabilidad de supervivencia de la especie: 0%.


Aquella información me condujo a enviar una orden a toda la flota de Robots, que desde aquél día estaba a mi cargo. La curva poblacional obtenida de los datos recopilados indicaba con un 0% de error posible que La Tierra ya era nuestra.

Estado de la misión: 100% completada.
Ejecutar orden: hibernación inmediata.


Tras enviar la información a todas las unidades, activé la hibernación de mi sistema.



05/05/5080. 12:00. 19º. 70% HRA*. Lluvioso.

La lluvia empapaba los olvidados cuerpos humanos de las dos mujeres asesinadas. El reloj de la iglesia no dio las campanadas; hacía tiempo que la mayoría de los habitantes de aquella ciudad no necesitaban ayuda externa para saber la hora que era.

No había nadie más con vida en aquella plaza para observar a los dos niños traviesos que salieron de la trampilla bajo la tarima de ejecuciones. Miraron durante un instante los pies descalzos que se amorataban, las telas negras de los trajes empapados. Después salieron corriendo y continuaron con sus juegos correteando entre nuestros cuerpos inmóviles, convertidos de pronto en chatarra hibernarte. Sus risas quedaron ahogadas por la lluvia.

FIN

HRA* = Humedad Relativa del Aire.

-->Este relato continúa en Septiembre #2: The walking bots.
Este relato está enmarcado en el Reto de escritura de #OrigiReto2018 para el objetivo: 04 - Escribe un relato en el que el protagonista se convierta en un asesino. (Espero que cuente un Robot como protagonista y como asesino, y que el relato se haya entendido algo. También pretendía contarlo como drama para los objetivos anuales, aunque la necesidad de hacerlo "aséptico" al narrarlo un robot ha aniquilado un poco dicho drama... Pero como no queréis verme en modo dramático real, espero que nadie se queje xD).

Podéis consultar las bases y apuntaros a participar en esta entrada de mi blog o en el de Katty.

Podéis encontrar todos mis relatos para el #OrigiReto2018 en esta otra entrada.

¿Qué os ha parecido el relato? Espero que hayáis pasado un buen rato leyéndolo. ¡Pronto más relatos dentro del #OrigiReto2018! Mientras tanto, es vuestro turno de opinar en los comentarios. ¡Muchas gracias por leer!